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El sudor. Transpiración, sudoración, e hidratación del cuerpo

Haciendo deporte

Cuando se realiza un deporte se gasta más energía y se produce más calor, lo que facilita el aumento de temperatura del cuerpo y provoca una sudoración mayor. La tasa de sudor se incrementa tanto que se puede llegar a eliminar 1 litro de líquido a la hora o incluso 2 litros si el calor y/o la humedad del lugar son altos. Para paliar los efectos de esta transpiración excesiva, con la consecuente eliminación de sales minerales, se deben reponer líquidos antes, durante y después del ejercicio.

Las bebidas más aconsejadas para los que practican una actividad física son aquellas que contienen electrolitos como sodio, potasio y cloro, y además de carbohidratos, como sacarosa, fructuosa y glucosa. Con ello se conseguirá que tanto los deportistas profesionales como los amateurs no lleguen a padecer ciertos inconvenientes traducidos en calambres musculares, lesiones, mareos, dolores de cabeza o fatiga.




Muchas personas sudan intensamente debido al estrés, por tensión nerviosa o emocional, pero si la sudoración es excesiva en cualquier situación, más allá de lo necesario para refrescar el cuerpo, puede llegar a ser un problema, repercutiendo en la persona que lo padece, tanto a nivel social como psicológico. Esta actividad exagerada de las glándulas sudoríparas sobre todo a nivel de las palmas de las manos y de los pies, en las ingles y en las axilas.

La acumulación del sudor en los pliegues de la piel puede ocasionar mal olor e incluso infecciones. Por lo que se recomienda tener unos hábitos de higiene adecuados, utilizar ropa de tejidos que permitan la transpiración, y recurrir a los desodorantes si el olor supone un problema.

El Sudor

Sube la temperatura y el calor empieza a hacer estragos en el personal. La humedad de las axilas va ampliando su campo de acción, empezamos a temblar pensando si el nuevo desodorante va a impedir que el sudor alcance el grado de olor, de desagradable olor. Pero menos mal que hemos empezado a transpirar porque sino nuestro organismo no hubiera podido resistir este calor.

El cuerpo humano posee una temperatura de más o menos 37ºC, pero en algunas situaciones ésta aumenta y para mantener dicha temperatura se pone en funcionamiento un sistema regulador. En primer lugar los vasos sanguíneos se dilatan, provocando un mayor flujo de sangre, en segundo lugar se comienza a sudar, el sudor se evapora en la piel y de esta manera el cuerpo comienza a enfriarse.

Pero para que el organismo responda con una buena refrigeración debe estar bien hidratado. Para una hidratación correcta se debe beber mucho líquido, no sólo cuando se tiene sed, y sobre todo si se realiza algún ejercicio físico.




La piel tiene un papel muy importante en el sistema de regulación de la temperatura del cuerpo humano. Bajo la epidermis se encuentra la dermis, en esta capa de unos 3 mm de espesor se encuentran los vasos sanguíneos y linfáticos, pelos, receptores sensitivos, glándulas sebáceas y sudoríparas. Estas últimas producen una secreción ácida, actuando como capa protectora contra las infecciones bacterianas de la piel.

Con la sudoración se intenta limitar el aumento de la temperatura, haciendo que el agua llegue a la piel para su evaporación. Si las pérdidas de líquido no son repuestas con la ingestión de agua u otra bebida, el organismo empezará a notar sus efectos con una mala regulación de la temperatura y con la deshidratación.

Para no llegar a estos extremos lo mejor es mantenerse bien hidratado con la ingestión de bebidas, lo normal son unos dos litros diarios, pero ahora en verano es aconsejable que se aumente. Y no hay nada como el agua para una buen rehidratación, aunque también puede recurrirse a los zumo, caldos o infusiones.





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