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MUJER: MUJER Y PODER POLÍTICO

Poder político | Poder económico

Para poder hablar de democracia, en pleno sentido de la palabra, no solo han de cumplirse los criterios de voto individualizado, diversidad de partidos y periodos electorales, también ha de hablarse de una representación plena del pueblo, incluyendo, sin lugar a dudas a la población femenina. De aquí que se entienda la paridad como un derecho que asegura la representatividad de la población.

La participación de las mujeres en la política, sigue siendo limitada. Aun cuando su representación en el parlamento aumentó ininterrumpidamente durante la década pasada, la paridad entre los géneros en materia política a todos los niveles todavía está lejos de ser una realidad. Siguiendo las tasas de crecimiento anual de la proporción de mujeres miembro de los parlamentos nacionales, a nivel mundial la paridad de géneros en legislaturas nacionales se alcanzará en el año 2068.

A nivel mundial existen una serie de reglas que rigen la política, las cuales encubiertamente ponen obstáculos a la incorporación de las mujeres a los ámbitos políticos. Por un lado nos encontramos con que los altos dirigentes de los partidos políticos, son en su mayoría hombres, y son éstos los que apuestan por sus pares y no por las mujeres en la selección y creación de los nuevos cuadros. En segundo lugar, la visión de el poder político como algo exclusivamente de hombres, es algo que muchas mujeres interiorizan y de esta manera, no se sienten capaces de ejercer correctamente el liderazgo o la toma de decisiones que requieren los menesteres políticos. Esto constituye el llamado techo de crista, barrera transparente, que las mujeres poco a poco vamos traspasando.

Lo que nos ofrecen los datos de investigaciones acerca de las prioridades de las mujeres parlamentarias, provenientes sobre todo de países occidentales e industrializados nos indican que las mujeres las mujeres legisladoras se comprometen seriamente con las causas de la niñez, género y familia. Este compromiso se traduce en un apoyo activo a la legislación en estas materias y en la toma de medidas que garanticen que los proyectos de ley se conviertan en leyes.


Sería un error generalizar este resultado a todas las mujeres legisladoras, ya que en efecto hay algunas que no tienen estos objetivos como primordiales y así lo demuestran, pero aquí nos estamos refiriendo a una tendencia en líneas generales. Por ejemplo un estudio sobre las mujeres legisladoras en América Latina demostró que en el parlamento de 1993-1994, la probabilidad de que las diputadas de Argentina promovieran proyectos de ley a favor de la infancia y la familia, eran un 9´5% mayor que la de sus colegas hombres, además hemos de tener en cuenta que ellas solo representaban el 14% de los escaños del parlamento.



España se encuentra en este momento a la cabeza de Europa en cuestión de paridad ya que 36 de cada 100 miembros del congreso de los diputados, son mujeres. Esto se debe en gran medida a la lucha continuada de las Asociaciones de Mujeres y al esfuerzo de determinados partidos por asumir el modelo de democracia paritaria.





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