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BELLEZA: DAÑOS QUE OCASIONA EL SOL

El abuso del sol tiene efectos inmediatos, que se ven y se notan, así como efectos a largo plazo, que tienen lugar en el seno de la epidermis, se acumulan y se manifiestan a ojos vista 15 años después.

Eritema.

Es un enrojecimiento de la piel que va acompañado de sensación de calor, prurito, dolor, y a veces, inflamación, fiebre, vértigo, náuseas y ampollas. Se debe a la acción directa de la radiación solar sobre los vasos sanguíneos de la dermis, que provoca una vasodilatación, y a la emisión por parte de los queratinocitos de mediadores de la inflamación que se difunden hacia la dermis. Generalmente se produce al cabo de 6 horas, aproximadamente, para alcanzar su apogeo a las 24 horas y remitir progresivamente al cabo de unos días de descamación.

Deshidratación.

Por un efecto de evaporación, la piel deja escapar más agua que la de la perspiración insensible. La capa córnea que media con el exterior, ve mermada la calidad del filme hidrolipídico que la protege y plastifica.
Entonces se descohesiona, descama y fisura, dejando escapar el contenido hídrico de las reservas en la dermis. La piel se muestra áspera, tirante, mate y plagada de finas arruguitas.

Hiperqueratinización

Es un engrosamiento de la capa córnea, que se puebla de queranocitos para protegerse del sol. Se trata de una defensa de la piel, una protección natural que equivale a un coeficiente del 2 al 4. Al principio da la sensación de haber ganado en densidad, pero con el tiempo pierde esta capacidad y se vuelve más frágil.


Fotoenvejecimiento

Existe un envejecimiento cronológico, determinado genéticamente, que es fácilmente reconocible por las arrugas, marcas de expresión, pérdida de densidad, palidez y ajamiento de la piel. Es bien distinto del producido por el sol, que se conoce por fotoenvejecimiento, no se corresponde con la edad y se caracteriza por la presencia de arrugas profundas, manchas oscuras, marchitamiento y falta de firmeza.


Radicales libres

Son moléculas inestables que se producen en el seno de la epidermis por la acción del oxígeno y las radiaciones. Protagonizan una interminable serie de reacciones en cadena, que atacan a la membrana y el núcleo celular. Son los responsables del envejecimiento prematuro a largo plazo.

Alteraciones del colágeno y la elastina.

Las radiaciones UVA penetran profundamente en la piel. Atacan a los fibroblastos, células encargadas de fabricar el colágeno y elastina, que son el colchón elástico de nuestra piel. Las arrugas se convierten en pliegues y el rostro pierde la definicion de los contornos.

Alteraciones del ADN.

La piel tiene un conjunto de sistemas de defensa contra el sol que están destinados a proteger el ADN, núcleo celular donde está registrada la información genética. Uno de ellos es el gen P53, que opera en última instancia cuando han sido agotados los demás. Ocurre sin embargo, que las exposiciones prolongadas y repetidas pueden agotar su capacidad reparadora. Se genera entonces alteraciones irreversibles del ADN que se reproducen hasta el infinito con la mitosis de las células. El el primer paso para el cáncer de piel.

Disminución de las defensas inmunitarias

Estudios recientes demuestran que incluso pequeñas dosis de UV alteran las células de Langerhans, guardias de seguridad que se encargan de vigilar a los agresores y avisar a la piel para que ponga en marcha la reacción inmunitaria. Con el sol estas células pierden su capacidad para reconocer a los agresores y dar la señal de alarma. La inmunosupresión es el origen de numerosas infecciones cutáneas y de algunos cánceres de piel.


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