¿Qué nos asusta?
¡Rompa la inercia!
…póngase el calcetín paloma mía,
y véngase a cocinar el nuevo día,
todo está listo el agua, el Sol y el barro,
pero si falta usted, no habrá milagro”
J.M. Serrat
Las personas siempre estamos buscando en dónde depositar nuestras incapacidades o nuestras limitaciones.
Me parece de lo más ingenuo endosarle la factura al chat, la red social… De las cosas que nos ocurren.
Ahora resulta que la familia no tiene nada que ver, es la máquina y sus diabólicas funciones las que ponen en peligro la integridad física y moral de nuestra sociedad, es el cine y la violencia de sus películas o la televisión con su carga de programas nocivos, quizá también la sirvienta que quién sabe de dónde venga y qué costumbres traiga, el caso es que los malechores y criminales se están infiltrando de alguna manera.
Es cierto, pero se están infiltrando al seno de la familia, ya no están sólo afuera, si no aquí mismo; en mi hijo, en mi sobrino o en mi tío, o quizá andan tocando la puerta de mis vecinos; la violencia y la locura al parecer ya no son cosa de ”cholos” ni de marginados, es el hijo del de la otra cuadra, ese muchachito tan bueno y calladito, no es posible que le pase a tan honorables familias, si la mía es una de ellas y somos tan buenos todos y vamos a misa domingo a domingo.
A construir el verdadero amor
Que nos asusta nuestra vulnerabilidad, nuestra condición humana falible e imperfecta, que no queremos darnos cuenta que el mundo por sí mismo no va a conducir nuestras vidas por un camino seguro. ¿O será que sólo por el hecho de que yo sea miembro de la Sociedad de Miembros Honorarios de la Vela Encendida, la conducta de mis hijos está garantizada, o porque pago cinco mil pesos de colegiatura mis vástagos ya tienen asegurada la integración de la ética, de la comprensión humana y una postura filosófica en la vida?
Hay quienes seguramente piensan que por tener a los niños en clases de karate, fútbol americano, pintura, inglés o natación están fabricando hombres excepcionales, futuros próceres con un alto sentido moral y que van a ser el orgullo de la familia y la sociedad. Quién sabe… a lo mejor después de que los lleve al campamento de verano una semana me los entreguen diferentes, ya for-m-a-di-tos, obedientes y cooperadores en la casa.
Así está la vida; la falla fundamental es hacer caso omiso del requerimiento mayor de una familia que es la comunicación humana. Aquella que pasa por renunciar a los entretenimientos vanos, aquella que amerita de atención, energía, comprensión, observación y sobre todo de mucho amor, un amor propositivo, no un amor de etiqueta ”…te quiero mucho m’ ijito”.
El verdadero amor en la familia es el que se construye a través de la comunicación, del legítimo interés por lo que el otro hace, por lo que al otro le pase.
Consiste en renunciar a llegar a la casa y encender el televisor en vez de salir a dar una vuelta con los niños y platicar, ayudarlos a que anden en bicicleta, ir al parque juntos, buscar una nevería para comprar un raspado al que se le puede sacar mucha plática, agarrar una pelota y jugar una ”cascarita familiar”.
Que tal si en vez de pedir una pizza, entre todos hacemos una cena rica según nuestras posibilidades, póngase el delantal y deje que la nena amase la harina. Por qué no jugamos de vez en cuando a sobrevivir sin electricidad y apagamos radios, computadoras, televisiones, y nos ponemos todos a contar cuentos en el patio con la luz de unas velas, con unas palomitas y una buena jarra de limonada. En vez de ir todos los domingos a Plaza Fiesta San Agustín, a Liverpool o a Price Costco a comprar como locos, mejor vamos a darnos la vuelta por Chipinque o cualquier otro parque de excursión, ¿le da flojera?, ¿prefiere quedarse a ver el futbol en la tele?
Rompa esa inercia y prepare los lonches y las mochilas. Caminar aparte de ser un magnífico ejercicio, despierta la comunicación a través de la plática y del lenguaje corporal.
Induzca a sus hijos a la lectura, aún si usted no tiene el hábito, que mejor que hacerlo juntos, existen verdaderas joyas de la literatura clásica para niños, léalos junto con ellos, explíqueles lo que no entiendan, desgraciadamente o afortunadamente estos libros son los que menos se venden y por lo tanto están a precios muy accesibles, olvídese de las portadas vistosas, ya que sólo encarecen el libro, recuerde que lo que importa es el contenido.
El mundo no se circunscribe al Hombre Araña, busque las diferentes opciones de cultura que le ofrece esta ciudad y sus espacios. Hay fábulas, teatro, títeres, música; lo importante es que su hijo vea, perciba, sienta que está usted ahí, con él, a su lado, que se sienta verdaderamente querido, que sepa que le importa a alguien tan significativo para su vida como lo es papá y/o mamá. Esto le dará un sentimiento interior de seguridad y con ello de tranquilidad con los cuales enfrentar cualquier vicisitud de la vida fuera de casa por más nociva que sea. Lo primero para que la vida afectiva se desarrolle sólidamente es la tranquilidad, sin ella no hay nada, y la tranquilidad únicamente es producto del amor, pero de un amor bien entendido, no de un amor ansioso, un amor que sea capaz de poner límites y de decir que no a las demandas infantiles cuando así sea necesario, de un amor que en vez de preocuparse se ocupe.
El Internet, el chat, el teléfono, la televisión, el cine y sus contenidos pasan a segundo término en la formación de los hijos cuando ellos saben que lo fundamental está en el corazón y en los seres queridos, desde ahí se ordena cualquier perspectiva y desde ahí se forjan los verdaderos seres humanos, aquellos que se enfrentan a la vida con todas sus desgracias y complicaciones, porque más allá de ellas vislumbran un horizonte de tranquilidad y de vida.
Lo importante es lo que llevamos dentro, lo de afuera sólo es circunstancial, es como el ejemplo del alcohol; mucha gente piensa cuando ve la nota en el periódico del que mató a su compadre de 40 cuchilladas porque andaba borracho, que todo el que toma, potencialmente le va a infringir a cualquier persona 40 cuchilladas. No es el alcohol el que hace agresivas las personas, la agresión ya se trae, el alcohol sólo facilita su aparición, como en la plaza de toros al abrir la puerta de toriles; sale un toro porque ahí hay un toro, si no lo hubiera no saldría nada por más facilitadores que hubiera.
El que es agresivo busca cualquier pretexto para ser agresivo. El que es perverso se vale de Internet para seducir, lo mismo que del teléfono, el perverso busca las vías para satisfacer su perversión.
No confundamos, tenemos que encarar estos problemas de frente y por su nombre, existen cosas nocivas en el mundo, hay que reconocerlo y ante eso tenemos que trabajar con nuestros hijos, hablando con ellos de los peligros que existen y que los amenazan, fomentar que tengan confianza en uno como padre y que logren tener un sentido de discernimiento acerca del bien y del mal. No basta rezar, hacen falta muchas cosas para educar a la familia (incluyéndonos como padres en este proyecto). Aprendamos pues, nunca es tarde.