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Prevenir la timidez del adolescente

Para prevenir la timidez, se debe evitar por parte de los padres y profesores hacia el niño, la intolerancia y severidad sistemática, la exigencia excesiva, la ayuda innecesaria, las comparaciones y castigos humillantes. Nunca se les puede reprochar todo continuamente (siempre se puede elogiar algún aspecto positivo) ni nunca se les puede elogiar y ayudar continuamente, pues cuando se encuentren solos ante un problema les va a resultar más difícil solucionarlo o aceptar el fracaso.
Es muy importante también el enseñarles a ser hábiles, pues la torpeza suele derivar en un problema de timidez y baja autoestima. Esta torpeza también debe ser tratada en público, es decir, los niños han de acostumbrarse a realizar tareas en presencia de otras personas desde pequeños. Confiarles ciertas pequeñas tareas y responsabilidades sociales para evitar el aislamiento (como comprar el pan o pedir las entradas del cine o cierta pequeña información, aunque vayan acompañados por adultos).

Superar la timidez del adolescente. Tratamiento

Buscar la causa y comparar.

Si ya somos adolescentes y también tímidos, si nuestra autoestima está baja, debemos estudiar cual es la causa.

¿En qué pensamos que somos menos hábiles?, ¿qué es aquello que creemos que es peor que en el resto?. Debemos encontrarlo y contrastar con la realidad que es cierto. Puede que así sea, pero puede que no. No debemos compararnos con adultos, ellos ya tienen experiencia y nosotros no. Debemos hacerlo con personas de las mismas características que nosotros. Si pienso que soy muy malo en el salto de longitud y estoy fijándome en algunos de mis compañeros más altos, que, aparte, están más acostumbrados a hacer ejercicio, no estaré haciendo una buena comparación. Si miro al grupo de chicas que más éxito tienen entre los chicos de mi clase y todas ellas ya se han desarrollado físicamente (yo no), visten como quieren (yo no tengo medios) y las peluquerías y los cosméticos están a su orden del día (no para mí), no estaré haciendo una buena comparación.

Adolescentes: Aumentar la autoestima

Incluso haciendo buenas comparaciones, puede que nos encontremos con una característica nuestra en la que no somos muy buenos… ¿y qué?. Nos quedan muchas otras características en las que podemos ser excelentes. Podemos intentar mejorarla, pero sin obsesionarnos, y sacarla el mejor partido. Todos tenemos limitaciones en nuestros rasgos, pero no hay que olvidar que rasgos, hay muchos, y en muchos, podemos destacar.

  • Reconocer nuestras cualidades: Hagamos una lista de las cosas que nos salen bien o un poco bien. Preguntemos a nuestros amigos, familiares, conocidos…, que cualidades ven en nosotros. Si tenemos estas cualidades positivas ¿por qué no nos empeñamos en desarrollarlas en vez de hundirnos en lo poco que nos gustan algunas cosas de nuestra persona?. Una persona son muchos factores y los buenos no pueden dejar de iluminar nuestra personalidad porque nos obcequemos en ennegrecerlos todos con alguno malo. Vayamos desarrollando todos los factores progresivamente. Desde las situaciones que nos parecen fáciles y podemos obtener seguridad, hasta irlas complicando (esto incluye el ir poco a poco realizándolas delante de la gente; desde padres y amigos, hasta desconocidos).
  • Desarrollar nuestras cualidades y creatividad: Cuando nos vemos inmersos en un horario muy apretado y en el que se nos exige demasiado (colegio, deberes, actividades extraescolares, ayuda en casa…) o cuando no se nos permite dedicarnos un tiempo a nosotros mismos en el que desarrollarnos a nuestro gusto, se nos está cortando la libertad de ser creativos. Llevar a cabo una actividad que nos guste y en la que podamos ser nosotros, va a dar pie a que ampliemos nuestras capacidades. La creatividad siempre es mayor en un campo en el que nos divertimos. Esto nos hará sentir bien, veremos nuestros progresos y sabremos que somos capaces de conseguir cosas por nosotros mismos, con lo que nuestra autoestima se verá recompensada.
  • Olvidar el orgullo: Olvida el orgullo. Si fuésemos más humildes en algunas cosas, no sería tan doloroso el sentir que se ha fallado en algo o que no se es el mejor en algo o que, incluso, no se tiene algo. Recuerda que todos tenemos cosas buenas y malas y el pretender ser perfecto, demuestra este orgullo, la total intolerancia hacia nosotros mismos. ¿Y si fuera otra persona la que estuviese en tu caso?, ¿considerarías ese rasgo de la misma forma en que lo consideras en ti?, ¿no valorarías en ella más que eso?, ¿tan imperdonable te parecería?. Seguro que con estas preguntas nos hemos dado cuenta de cuánto nos exigimos y cómo nos culpamos cuando no lo alcanzamos.
  • Ayudar a los demás: Una fuente que puede reportar mucho bienestar es el ayudar a los demás. Siempre que lo hagamos, aunque sea en pequeñas cosas, nos vamos a sentir mejor con nosotros mismos porque además, también, los demás se van a sentir mejor con nosotros. De este modo nos alejamos un poco de nuestras preocupaciones y mundo interior, y tenemos la oportunidad de descubrirnos en nuevas facetas al tiempo que los demás las conocen de nosotros.
  • No tomarnos a pecho: No se deben tomar demasiado en serio a esta edad los cambios corporales. Es una época transitoria que pasa, al igual que la inexperiencia para hacer ciertas cosas. Tampoco hay que tener en cuenta la opinión de aquéllas personas que reducen nuestra autoestima, que nos gastan bromas crueles o se ríen de nosotros. Si ahondamos en las razones que pueden llevarles a hacerlo, nos daremos cuenta de que el mayor problema no lo tenemos nosotros. Lo mejor es fiarse de personas con un buen criterio, razonables, en quien podamos confiar.

Si nos proponemos vencer la timidez, ya la estamos venciendo.

 

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