Cuando realmente estamos relajados, nos damos cuenta que nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro espíritu están descansando en una suave y cálida nube que nos mantiene en calma y en armonía con nosotros mismos y con otras personas.
Todos tenemos la posibilidad de encontrar dentro del laberinto de nuestra vida, momentos de relajación, los cuales son vitales para alcanzar el equilibrio emocional, la paz interior, la armonía con otros seres humanos y con la naturaleza.
Necesitamos crear una barrera a través de estados de relax continuos en nuestra vida y así evitar ser absorbidos por el caos que nosotros mismos creamos a nuestro alrededor, los cuales influyen directamente en nuestra salud física, emocional, sexual incluso espiritual.
Por ejemplo, acumular exceso de emociones negativas como la ira, pueden llevarte a: padecer dolores de cabeza, sentirte irritable contigo mismo y con las personas de tu entorno.
Cuando se vive con agobios el cuerpo siente toda la presión del estrés: se debilita, hay más estados de cansancio, aparición de diversas enfermedades y está menos receptivo al placer.
Por ejemplo: dolores musculares, aparición de problema en los huesos, ansiedad, problemas cardíacos incluso, problemas en las relaciones sexuales.
Cuando se está nervioso y estresado, la comunicación se vuelve caótica. Hay incapacidad para escucharte a ti mismo (el diálogo interno es destructivo y nada afectivo), y tampoco te comunicas adecuadamente con los demás (no escuchas, hablas en exceso o te ausentas mentalmente de la conversación). También tienes dificultad para ponerte en el lugar del otro y para dejar fluir emociones positivas. A veces aparecen de estados de mal humor, irritabilidad, pensamientos pesimistas, tristeza y sensación constante de agobio y fluctuación de temores irracionales.
Como la mente y el cuerpo van a cien por hora, puede que tus relaciones sexuales se conviertan en sexo exprés e insatisfactorio: llegado el momento de los preámbulos eróticos, no eres capaz de concentrarte, ni disfrutar de los momentos del placer. Tampoco hay una comunicación sexual positiva con la pareja (pocas palabras y pocas caricias) pueden aparecer problemas de eyaculación precoz, de erección o con el orgasmo.
Hay más efectos negativos del estrés que tú sabes existen, y que te preocupan. Pero llegado esté momento, quiero que contestes a está pregunta:
¿De quien depende relajarse o estar agobiados?
Depende de ti. Tú eres el/la responsable de tu vida y tienes la llave que abre las puertas hacia el camino del autoconomiento y se capaz de sentirte mejor contigo mismo, relajarte, tranquilizarte y disfrutar de emociones más positivas y saludables.
¿Qué son los momentos de relax?
Espacios construidos por ti, para sintonizar con tu interior, desempolvar emociones positivas, despejar la mente, sentir descanso, paz, armonía, equilibrio, fortalecer la energía positiva y experimentar placer.
Desde descansar una media hora en tu sofá… sentarte a contemplar un paisaje… abrazar un árbol… fijar todos los sentidos en la caída del agua de una casada… hasta asistir a clases de relajación dos horas por semana donde aprendas a dejarte llevar por una melodía, estimular tus sentidos y tu respiración, mover tu cuerpo y disfrutar de juegos de imaginería. Sobre todo renovarte, fortalecer tus emociones y energía para afrontar la vida con fuerza, motivación y optimismo.
Estas son algunas tácticas para relajarse y descubrir tus emociones positivas:
- Lo primero es reconocer que vives agobiado.
- No te quedes de brazos cruzados ante los estragos que puede hacer el estrés en tu vida.
- Si no puedes buscar soluciones por ti, tienes la posibilidad de asistir a talleres de crecimiento personal donde descubras, que sí hay posibilidades de hacer cambios, cerrar viejas heridas y descubrir tu capacidad para relajarte y potenciar emociones que suelen quedarse en el olvido, por ejemplo: la alegría, el placer y la ternura.
- Cree en ti y quiérete un poco más.
Descubre tus propias alternativas para disminuir el estrés, por ejemplo: dejar hábitos estresantes, disminuir el exceso de responsabilidades, no llevarse trabajo a casa, buscar el descanso en tu hogar, salir los fines de semana al campo, sacar más al niño interior y erótico que llevas dentro, asistir actividades relajantes en tu tiempo libre.
Cultiva el optimismo en tu vida. Si te lo propones puedes cambiar de actitud para contigo mismo. Cultiva pensamientos positivos y elabora estrategias creativas para alimentar tu momentos de relajación.
Por ejemplo: pintar, cantar, bailar, escuchar música, cultivar las fantasías, hacer ejercicios de respiración profunda, atreverte a darte masajes con mucha ternura, sin olvidar darte gustitos y rendirte homenajes.