El fondo del mar guarda una fuente de alimentación por explotar.
No hablamos solo de marisco o pescado, sino de algas, un vegetal marino rico en vitaminas, proteínas y oligoelementos.
Las algas constituyen un alimento más dentro de las dietas vegetarianas y son de uso común en las recetas orientales.
Las algas pueden consumirse como primer plato, como acompañamiento o incluso para hacer caldos de verduras. Su tasa de proteínas supera el 65% de su peso en seco y son tanto o más nutritivas que las verduras.
Poseen minerales, calcio, yodo, hierro, potasio. Los naturistas y dietistas atribuyen a las algas un extraordinario poder adelgazante y anticelulítico, y estimulante para el crecimiento y un aliado para los dientes, los huesos y los nervios.
Además reducen el estrés, disminuyen el colesterol, depuran el intestino, mejoran la vista y favorecen el bronceado.
La industria farmacéutica, conocedora de estas propiedades, hace tiempo que investiga las algas y las utiliza para tratar enfermedades. Sin embargo, ahora se empieza a descubrir las cualidades nutritivas de las algas.
Existen tantas variedades de algas como de verduras, cada una con sus características y sabor particulares. Aunque su sabor insípido y su color verde puedan desanimar en principio, el valor nutritivo es mucho mayor.
Una de las algas que ya se comercializan son las Kombu y la Nori, esta última conocida como “lechuga de mar”, con un sabor parecido al de las verduras tradicionales y con alto valor vitamínico y de aminoácidos.