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Una de las actividades más sanas que podemos realizar es carcajearnos con frecuencia.

 

Echarse unas risas acelera la respiración, limpia los pulmones y oxigena el cerebro; además, el diafragma se contrae repetidamente al soltar las carcajadas, masajeando sanamente las vísceras internas.

 

Reír es uno de los procedimientos que tiene el organismo para reponerse del estrés cotidiano. En los momentos de lucha movilizamos la adrenalina para tensar los músculos y mantener la atención alerta… pero luego, cuando el peligro ha pasado, empezamos a soltar las endorfinas que nos permiten relajarnos… ¡Ya hemos dejado atrás la pelea cotidiana! Podemos reponernos, alimentarnos… e incluso danzar y compartir la alegría.

risoterapia Por eso los seres humanos encontramos tanto placer en socializar y en reír juntos. Si observas cualquier ambiente social, verás que después de un momento en que se ha vivido una especial tensión, en cuanto puede, la gente empieza a relajarse y a respirar aliviada. Entonces cualquier excusa es buena para intercambiar algunas observaciones jocosas, y soltar unas carcajadas. Ocurre de modo muy espontaneo cuando te encuentras con personas de confianza… pero también cuando te rodean desconocidos… solo que entonces tiene que haber algo que se salga de lo común… que cree tensión y el consiguiente momento de alivio.

Reír es físicamente beneficioso, pero para cultivar la salud emocional es también importante desarrollar el sentido del humor.

 

El buen humor es una sana habilidad emocional, consistente en mantener un estado mental positivo en casi todas las circunstancias. No siempre se manifiesta en carcajadas, pero es una gran muestra de inteligencia y de empatía con las personas que te rodean: en vez de sentir vergüenza, angustia, miedo, culpa o cualquier otra emoción negativa… te distancias y sonríes por dentro.

Además, el humor es un gran rompehielos. Afrontar con sentido del humor las situaciones que normalmente te producen tensión, es una buena forma de romper con los hábitos emocionales negativos. A veces, la falta de comunicación honesta hace que las relaciones humanas se anquilosen en rencores, celos, sentimientos de rivalidad… y otras actitudes emocionales que hacen difícil la comunicación.

 

Cuando compruebes que eso ha ocurrido en alguna de tus relaciones importantes, sean familiares, de pareja o de amistad… haz una prueba:

Sorprende a esa otra persona un día dirigiéndote a ella con otra actitud. Intenta dejar atrás los rencores y muéstrate abierto, receptivo, con buenas intenciones y dispuesto a dialogar… Incluso, dedica un tiempo imaginándote a ti mismo: cómo te acercas con otra actitud, sin emociones negativas, tal vez sonriendo… A veces un cambio sorpresivo de actitud por tu parte puede suscitar lo mismo en la otra persona. El mejor modo de dejar atrás las viejas pautas destructivas es darse la oportunidad de explorar otras nuevas.

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