Cómo ser realmente feliz
Pelo morado, aretes en las orejas, en la lengua, en el ombligo; camisa, chaqueta, lentes oscuros; metal o punk; estudiante o trabajador; fútbol o básquetbol; hombre o mujer: la cara del joven del siglo XXI es muy variada.
Sin embargo, hay algo que todos tienen en común, algo que está por arriba de la carrera escogida o del trabajo empezado, algo que todos y cada uno busca indistintamente: ser felices.
La carrera, el deporte, el tipo de música que se escucha y la manera de vestirse son simples medios para lograr este objetivo.
¿Realmente felices?
Toda persona, y especialmente todo joven, quiere ser feliz; y, porque lo quiere, busca los medios que piensa le pueden ayudar a serlo. Pero hay que constatar que muchos jóvenes de hoy no son felices. A lo mejor están entretenidos, emocionados… pero no felices.
Una noche, unas cuantas horas en la discoteca llena, la cabeza de sonidos, luces, sensaciones… Pero ¿qué pasa cuando se acaba la noche?
Un partido en el estadio hace subir la adrenalina, desahogar las pasiones, alegrarse si el equipo gana… ¿y cuando termina el partido?
Muchos jóvenes no son felices porque buscan la felicidad en donde no está. La buscan en las diversiones cómodas y fáciles de alcanzar (disco, alcohol, droga, sexo), que actúan como algunos fármacos analgésicos: todo bien mientras dura el efecto, y cuando esto termina vuelven los problemas, los dolores y las complicaciones de antes.
No, con estos medios no se puede saciar la sed de felicidad.
En busca de la verdadera felicidad
El drama es que algunos jóvenes lo saben y ven que lo que propone la sociedad no les llena. Otros concluyen que es imposible ser felices, y de aquí nacen depresiones, ansiedades, crisis existenciales que alguna vez incluso terminan en el suicidio.
Sin embargo, sí es posible ser feliz. Cada hombre es una ficha de un mosaico hermoso, y sólo encuentra su plena realización si ocupa el lugar del mosaico que le corresponde.
Pero ¿cómo conocer ese lugar?
El secreto de la felicidad está en descubrir cuál es el plan maravilloso que se tiene que realizar en la vida y llevarlo a cabo cada día por amor. Entonces se descubre también que la felicidad no es un fin, sino una consecuencia del amor, de la generosidad y de la entrega, con las que se sigue el propio camino que se tiene grabado dentro del corazón.