Los camaleones tienen en común el hecho de que la forma del cuerpo, adecuada a sus costumbres arbóreas, les otorga un aspecto similar al de una hoja.
En los camaleones de tierra el mimetismo está más pronunciado que en los camaleones verdaderos y este rasgo se refuerza cuando los animales se inmovilizan al sentir que alguien se acerca e incluso a veces cierran los ojos. Los camaleones de tierra han desarrollado también la acinesia (inmovilidad).
Un camaleón que se queda inmóvil como si estuviera muerto no puede ser identificado como una posible presa por un depredador, aumentando su posibilidad de supervivencia.
Este proceso se inicia cuando es tocado o el objeto sobre el cual está posado se mueve. El camaleón encoge las patas, el cuerpo lo pone rígido y se deja caer al suelo donde permanece inmóvil.
Como todos los reptiles son de sangre fría, y por lo tanto incapaces de mantener una temperatura corporal constante como lo hacen los mamíferos y las aves, dependen de la temperatura ambiental. Para regular su calor corporal y protegerse del calentamiento estos reptiles han desarrollado algunas estrategias. En la mañana de los días frescos tienen un color oscuro para absorber al máximo las radiaciones solares y le sacan más provecho aplanando su cuerpo para exponen mayor superficie a los rayos solares. Cuando han llegado a su temperatura adecuada se ponen de color más claro y así reflejan el máximo posible de radiación solar. Si la temperatura sigue aumentando, los camaleones buscan protección en la sombra. Si no fuese suficiente tratarían de refrescarse por evaporación abriendo la boca. Los ejemplares jóvenes no saben regular su calor corporal y por ello se recalientan con facilidad.
A ciertas alturas, bien mimetizados entre el follaje que los rodea pasan la mayor parte del día cazando en emboscadas, siempre atentos a los insectos que capturan con ayuda de su extraña lengua modificada. Los Chamaaeleoninae son animales de gran tamaño (hasta 80 centímetros de longitud total) y de atractivos colores. Los Brookesiinae, por el contrario son animales pequeños de color gris o marrón uniformes. La especie más pequeña conocida es la Brookesia mínima
La muda la inicia rasgando la piel detrás de la cabeza, dejando al descubierto la nueva epidermis, limpia y brillante. La piel está hecha de escamas córneas y varía en tamaño, número y forma, dependiendo de la especie. Poseen una variada gama de escamas: granulares, tuberculares, laminares, cónicas y quilladas. El camaleón facilita el proceso restregándose contra ramas y rocas, utiliza también la boca y las patas para desprenderse de los pedazos de piel que le quedan adheridos. La duración de la muda varía con la especie, algunos necesitan horas, otros días. Después de la muda los colores de su piel aumentan su intensidad.
Crece la familia
Durante mucho tiempo se consideró que el camaleón no se reproducía en cautiverio, pero los camaleones alfombra, velado, con casco, enano de El Cabo y el de Jackson lo han logrado con bastante éxito. En esta familia se conocen tres tipos de reproducción: ovíparas o puestas de huevos, ovovivípara (dando a luz) y partenogénesis (reproducción asexual). La ovípara es la más corriente. Los animales ponen huevos fecundados en depresiones o huecos excavados por ellos. La hembra suele ponerlos de tres a seis semanas después del apareamiento, para ello busca un lugar adecuado. Si no lo encuentra puede retener los huevos en su cuerpo durante algún tiempo, pero la puesta no puede retraerse indefinidamente. La hembra que no consigue un sitio adecuado o está débil puede sufrir bloqueo ovular. Cuando encuentra el lugar adecuado excava un agujero dentro del cual desaparece y luego lo cubre cuidadosamente.
Al igual que otros reptiles, la hembra de varias especies de camaleones puede almacenar esperma en sus cuerpos y sin volver a aparearse pone huevos fecundados varias veces. Después que los huevos son puestos en el terrario deben extraerse con cuidado y pasarlos a una incubadora y mantenerlos entre 20 y 28 grados centígrados. Durante el desarrollo el embrión consume toda la yema. Con la ayuda del diente ovular situado en el extremo del hocico, las crías que están a punto de romper el cascarón se abren paso. Después el diente ovular desaparece con la muda.
La reproducción más fascinante del camaleón es la ovovivípara que da a luz crías vivas. No son vivíparos porque el embrión no es alimentado por la sangre de la madre a través de una placenta. Una membrana que no contiene calcio rodea al embrión durante su desarrollo en el oviducto. La hembra no pone los huevos hasta que las crías están a punto de romper el cascarón y así se liberan de la membrana rápidamente. En las especies ovovivíparas no hay período de incubación sino de gestación y dura de tres a seis meses.