Introduzco el término canalizar para hablar sobre una emoción que no tiene una gran aceptación social, la rabia.
Igual que a una persona que está triste nos sale cuidarla, instintivamente tratamos la rabia de los demás desde el rechazo y la animadversión. Podemos estar de bajón, pero no enfadarnos.
Está más que demostrado que la rabia cuando se suprime durante largos periodos de tiempo, provoca efectos muy nocivos para la salud física y mental de las personas. Inhibir esta emoción, nos hará enfermar.
Por otro lado, su expresión deliberada nos libra del padecimiento, pero ocasiona graves trastornos en nuestro funcionamiento, sobre todo social. ¿Qué hacer?
Canalizar una emoción es aprender a soltarla de una forma controlada. En los extremos anteriores le estaríamos poniendo un dique a la emoción, o bien soltándola con toda la tensión que sentimos.
Canalizar es como cantar, debes regular la intensidad para saber que pasajes de la melodía requieren más o menos ímpetu. Supone gestionar el ímpetu para no vaciarse al principio y hacer el recorrido entero completo.
Imaginemos que tenemos desinflar un globo. Canalizar sería la capacidad para nosotros desde la boquilla del mismo, podamos ir administrando el aire que sale, en vez de que se nos escape de la mano y se desinfle de forma frenética.