El significado de los milagros
V. Plenitud y espíritu
El milagro es en gran medida como el cuerpo, en el sentido de que ambos son recursos de aprendizaje para facilitar un estado en el que finalmente se hacen innecesarios. Cuando se alcanza el estado original de comunicación directa con el espíritu, ni el cuerpo ni el milagro tienen objeto alguno. Pero mientras creas que estás en un cuerpo, puedes elegir entre canales de expresión sin amor o canales de expresión milagrosos. Puedes fabricar un armazón vacío, pero es imposible que no puedas expresar nada en absoluto. Puedes esperar, demorarte, paralizarte o reducir tu creatividad a casi nada, pero no puedes abolirla. Puedes destruir tu medio de comunicación, pero no tu potencial. Tú no te creaste a ti mismo.
La decisión básica del que se ha decidido por el camino de los milagros es no esperar en el tiempo más de lo necesario. El tiempo puede causar deterioro y también puede desperdiciarse. El que obra milagros, por lo tanto, acepta gustosamente el factor de control del tiempo. Reconoce que cada colapso de tiempo nos acerca más a todos al punto en el que finalmente nos podemos liberar de él y en el que el Hijo y el Padre son uno. Igualdad no quiere decir igualdad ahora. Cuando cada cual reconozca que lo tiene todo, las aportaciones individuales a la Filiación dejarán de ser necesarias.
Cuando la Expiación se haya completado, todos los Hijos de Dios compartirán todas las aptitudes. Dios es imparcial. Todos Sus Hijos disponen de todo Su Amor, y Él da todos Sus dones libremente a todos por igual. “Excepto que os volváis como niños pequeños” significa que a menos que reconozcas plenamente tu completa dependencia de Dios, no podrás conocer el poder real del Hijo en su verdadera relación con el Padre. El que los Hijos de Dios sean especiales no procede de una condición de exclusión sino de una de inclusión. Todos mis hermanos son especiales. Si creen estar privados de algo, su percepción se distorsiona. Cuando esto ocurre, toda la familia de Dios – la Filiación – sufre un deterioro en sus relaciones.
En última instancia, todo miembro de la familia de Dios tiene que retornar. El milagro le llama a retornar porque le bendice y le honra, aun cuando esté ausente en espíritu. “De Dios no se hace burla” no es una amenaza, sino una garantía. Dios habría sido burlado si alguna de sus creaciones careciese de santidad. La creación es plena, y la señal de la plenitud es la santidad. Los milagros son afirmaciones de Filiación, que es un estado de compleción y abundancia.
Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. El espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero la mente puede elegir a quién desea servir. El único límite en su elección es que no puede servir a dos amos. La mente, si así lo elige, puede convertirse en el medio a través del cual el espíritu crea en conformidad con su propia creación. De no elegir eso libremente, retiene su potencial creativo, pero se somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. Como resultado de ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. Cambiar de mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera Autoridad.
El milagro es señal de que la mente ha elegido dejarse guiar por mí en el servicio a Cristo. La abundancia de Cristo es el resultado natural de haber decidido seguirle. Hay que arrancar todas las raíces que están a flor de tierra porque no son lo suficientemente profundas como para prestarte apoyo. La ilusión de que las raíces superficiales pueden arraigarse más y así prestarte apoyo, es una de las distorsiones en las que se basa lo opuesto a la Regla de Oro. A medida que se abandonan esos falsos puntales, se experimenta temporalmente cierta inestabilidad en el equilibrio. Sin embargo, no hay nada más inestable que una orientación invertida, y nada que la mantenga invertida puede conducir a una mayor estabilidad.