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Sin que tenga motivo para ello observas que tu pareja es exageradamente desconfiada, celoso/a. Se interesa continuamente por tus horarios, por lo que haces o dejas de hacer, por tus relaciones personales habituales con tus compañeros de trabajo o estudio, y no digamos en esos acontecimientos especiales tal como una despedida de soltera, o cualquier otra circunstancia especial que te acerca a la posibilidad de entablar nuevas relaciones con los demás.

Y todo ello sin que tú le des la más mínima razón para que desconfíe de ti, para que dude de tu interés por él ni de tu fidelidad.

Un cierto grado de preocupación por la posibilidad de perder a la pareja es normal, es más, la ausencia total de esta preocupación puede ser indicativa de ausencia de compromiso emocional, pero el exceso de celos es una tortura.

¿A qué se debe? ¿Cómo debes actuar?

Aquí tienes cinco de las causas más habituales y los consejos que te ofrecemos para cada una de ellas.

 

1) ALCOHOL Y OTRAS DROGAS

Los celos son una de las consecuencias de una ingesta habitual de alcohol u otras drogas como la cocaína. La persona se hace suspicaz, inestable, parece que ninguna situación le proporciona la seguridad suficiente como para no temer algo.

Si este es el caso de tu pareja, observarás también seguramente otros detalles tal como cambios de humor no muy justificados, incapacidad para estar relajado, pérdidas de apetito, etc.

En este supuesto debes exigirle que se ponga en tratamiento, pues nada conseguirás con tolerar una situación que nunca cura por si misma. En caso de duda sobre si consume o no, debes abordar directamente el tema y hasta exigir que se someta a un estudio médico pues a veces ellos mismos se resisten a admitir la evidencia de que su consumo no es tan bajo ni tan ocasional como quieren creer.

 

2) TRASTORNO PARANOIDE

Todos somos algo desconfiados, y esto en absoluto es malo, salvo que sea excesivo. Algunas personas llegan a padecer auténticos trastornos psicopatológicos, de manera que llegan a estar dominados por la preocupación de que los demás les quieren perjudicar, engañar, etc. hasta el punto de que desarrollan todo un sistema delirante en donde la realidad la interpretan de manera torcida e injustificada para los demás, pero no para sus propios ojos. Curiosamente detrás de este miedo a que los demás le engañen o sean violentos con él, lo que hay con mucha frecuencia es un deseo inconsciente de ser ellos los que engañen, los que se queden con lo que no les pertenece.

Si este es el caso de tu pareja, debes decirle claramente que está distorsionando la realidad y que necesita el consejo de un especialista en psicología, y no ceder en esta petición por más que se oponga y por más que esto lo interprete como “otro síntoma de que se le quiere perjudicar o engañar”; si realmente le quieres debes insistir en que ha de ponerse en tratamiento.

 

3) EXPERIENCIAS ANTERIORES DE “TRAICIÓN” (en la madre por ejemplo)

No es de extrañar que cuando una persona ha tenido la terrible experiencia infantil de ser abandonado por alguien en quien se confió, desarrolle una híper vigilancia respecto a lo que hacen sus seres queridos; se trata de traumas cuya repetición se quiere evitar, por lo que la persona afectada está exageradamente híper vigilante.

De ser este el caso debes hablar todo lo extensa y pausadamente que sea necesario con él, hacerle ver como sus experiencias anteriores le están aceptando, y tranquilizarlo respecto a que se vaya a repetir algo parecido entre vosotros.

4) PERSONALIDADES ACAPARADORAS

A veces se trata simplemente de que él ha sido criado de manera tal que se ha creído el centro de la creación, que piensa que los demás y tú también, tienen que estar a su disposición, que todo lo que no sea adorarlo es traicionarlo, y que en cuestión de relaciones humanas tu debes de tener bastante con estar con él. Se trata sencillamente de “un niño mal criado”.

Bien harás en este caso de acostumbrarlo a que tú tienes otros intereses humanos, como amigos, familia, o profesionales, y que él debe aprender a saberte compartirte con los demás, y que sus legítimos intereses a veces tienen que esperar. Se firme o te amargará la vida.

 

5) FUERTES SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD Y DEPENDENCIA

En este caso se trata de personas que se sienten tan inferiores, y tan inválidos, que prevén el mayor de los cataclismos si su pareja les olvida. Es fácil observarlo en la tercera edad, cuando la falta de fuerzas y las limitaciones que los años imponen nos pone literalmente en los brazos del otro, con lo que se puede llegar a mantener una híper vigilancia de lo que hace la compañera/o.

Lo más eficaz contra los celos en este caso es el ayudar a tu compañero/a a que se desarrolle como persona, a que realice actividades que suban su autoestima, a que se relacione con otras personas, consiguiendo en definitiva que supere esa dependencia que tan cómoda le puede resultar al principio, pero que tan alto coste tiene al final para su seguridad interna y que se convierte finalmente en preocupaciones infundadas sobre si seguirá contando o no con tu protección.

Si él/ella tiene un problema de celos, no caigas en estas equivocaciones:

a) Disminuir tus actividades normales con la intención de calmar su inquietud; además de injusto no servirá de nada.

b) Criticarlo o ridiculizarlo por su actitud; esto no servirá para que reconsidere su postura, sino más bien para exacerbar sus celos.

c) No busques en ti misma/o la causa de sus celos, es él quien tiene el problema y en él hay que buscar la solución; pero brindarle tu ayuda para que pueda buscarla.

 

ESTEBAN CAÑAMARES

PSICÓLOGO CLÍNICO Y SEXÓLOGO

MADRID

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