Durante un embarazo sano, hay cambios en los niveles de las sustancias
llamadas hormonas que corren por la sangre. También es normal que las
mujeres embarazadas aumentan de peso. Estos dos cambios hacen que al
cuerpo le resulte difícil producir una cantidad suficiente de una
hormona llamada insulina. En este caso, el cuerpo no puede usar los
alimentos que se comen para producir la energía que necesita.