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Hoy en día, el estreñimiento es una de las molestias gastrointestinales más comunes hasta el punto que los laxantes ocupan uno de los primeros puestos de ventas de las industrias farmacéuticas. Pero a pesar de la magnitud de este problema todavía no es fácil llegar a un acuerdo sobre lo que se considera estreñimiento. Los médicos tienden a definirlo según la frecuencia de las evacuaciones, que es un aspecto sencillo de cuantificar. Pero, también se puede definir como dolor durante el paso de las heces, heces duras o necesidad de esforzarse para evacuar.
El estreñimiento está relacionado con problemas de vesícula, de corazón, venas varicosas, apendicitis, hemorroides, hernia de hiato, artritis, divertículos y cáncer de colon. Las heces que se retienen en el colon liberan toxinas en el organismo causando una autointoxicación que puede producir síntomas tan variados como dolores de cabeza, fatiga o falta de concentración.
En países donde se consume una gran cantidad de fibra en la dieta se evacuan las heces dos o tres veces al día y el tiempo de tránsito de una comida puede llegar a ser tan corto como de cuatro a seis horas. Si comemos tres veces al día deberíamos defecar tres veces al día. Sin embargo en nuestra sociedad, un movimiento fecal cada dos o tres días puede ser considerado normal.
Esto es debido en parte, a que hoy en día se consume una quinta parte de la fibra que se consumía hace 100 años. Se consumen menos granos y cereales, casi la mitad que antes, y una gran proporción de ellos son refinados. Antes se consumían 150 kilos de cereales por persona y año, ahora esa cifra ha bajado a unos 60 kilos por persona y año. A su vez se ha reducido el consumo de frutas y verduras y se ha duplicado el consumo de azúcares. La fibra se elimina del alimento en el procesamiento de las harinas y azucares. El residuo que llega al colon cuando se consumen alimentos sin fibra no se mueve fácilmente y es muy probable que produzca estreñimiento.
Se considera fibra dietética la parte del alimento que llega al intestino grueso sin haber sido transformada digestivamente. Las bacterias del colon, con sus numerosas enzimas digestivas de gran actividad metabólica, la pueden digerir en mayor o menor medida y digamos que se alimentan de ella. De un 30 a un 50% del peso seco de las heces está compuesto por bacterias intestinales. Una persona normal tiene alrededor de 1,5 Kg. de bacterias viviendo en el intestino que están constantemente descomponiendo fibra y residuos. Ellas son responsables de la consistencia de las heces y de la salud del muro intestinal.
Hay dos tipos de bacterias en el colon, las que fermentan la lactosa o amigas y las que no fermentan la lactosa o patógenas. En un medio que contiene únicamente lactosa como fuente de carbohidratos sólo los productores de acido láctico se desarrollan, convirtiendo la lactosa en acido láctico. Entre ellos se encuentran los lactobacillus acidofilus, L. bulgaricus, L brevius, L salivaria y bifidobacterium bifidus. Se les considera la bacteria amiga porque son favorables a la salud ya que producen sustancias antibióticas naturales que destruyen las bacterias patógenas y ayudan a disminuir los niveles de colesterol en sangre.
Las bacterias patógenas, como el Bacillus coli, no toleran las condiciones ácidas y prefieren un ambiente alcalino. Estas bacterias producen toxinas, gases y putrefacción lo que causa distensión abdominal y estreñimiento. Descomponen restos de proteína sin digerir, generan aminos y producen metabolitos tóxicos que pueden causar cáncer de colon. Es muy importante aprender a crear con nuestra dieta un ambiente en el intestino favorable a las bacterias amigas para poder evitar el estreñimiento. Las bacterias patógenas se alimentan sobre todo de restos de proteína animal sin digerir, la carne las favorece especialmente. Les gusta un ambiente húmedo en el colon como el que crea el consumo continuado de azúcares o chocolate. Además los alimentos refinados producen un hábitat en el intestino favorable a los organismos patógenos al cubrir el muro intestinal con materia adhesiva y estática.
Un exceso de bacteria putrefactiva productora de condiciones alcalinas en el intestino se denomina disbiosis. Se cree que la mayoría de los individuos provenientes de sociedades industrializadas tienen sólo un 20% de la flora de tipo benéfica o amiga, y un 80% de flora patógena. Para conseguir y mantener una buena salud hace falta un 80% de flora amiga en el colon. Los antibióticos, que son por su propia definición contrarios a la vida, llegan al colon en parte y allí matan la bacteria amiga y crean un ambiente donde sólo pueden crecer las especies patógenas. La penicilina no es tan tóxica para los microbios intestinales, pero los antibióticos de amplio espectro sí los matan y desequilibran la ecología del intestino de forma más profunda. Los lactobacillus y el bifidobacteria son muy sensibles a los antibióticos. Después del uso de antibiótico son los organismos patógenos los que recolonizan el intestino más rápidamente.

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