Vivimos en una cultura patriarcal marcada por valores masculinos, hombres y mujeres por igual nos vemos afectados por el desequilibrio que inclina la balanza a favor del poder y la competitividad, dejando de lado la confianza en el proceso de la vida y el abandono a los dictados de nuestra voz interior.
Es a nosotras, las mujeres en gran medida, a las que nos corresponde, por nuestra naturaleza recuperar esos valores de la Diosa y empezar a expresarnos desde lo femenino, pues con la pretensión de sentirnos en igualdad a los hombres hemos perdido nuestras raíces y nos comportamos con actitudes masculinas pero desde un cuerpo de mujer.
Cuando la mujer inicia el camino hacia el despertar, puede pasar por varias fases en las que se van activando las capacidades, dones o sentimientos contradictorios que no sabe expresar.. En este proceso de cambio, el trabajar con arquetipos, o imágenes de las diosas la puede ayudar.
Cada diosa representa una cualidad gravada en el interior de la persona y en el inconsciente colectivo; y gracias a esos símbolos e imágenes pueden integrarse en la conciencia energías que de otra forma serían difíciles de canalizar.
En el inicio de esta integración de lo femenino, la mujer puede darse cuenta de que al igual que Atenea, que nació de la cabeza de Zeus, y no tenía ninguna conexión con el útero femenino, ella también ha perdido la conexión con su cuerpo, no sabe que el poder está en su vientre y no en su cabeza, esto la lleva a problemas con la aceptación de su aspecto físico, a desarrollar enfermedades, quistes de útero y ovarios, etc. Y a no tener conciencia de los ciclos de su cuerpo, que afectan a su sexualidad, a sus emociones y a toda su personalidad. (Existe sin embargo una cualidad de Atenea a la que le puede pedir ayuda en un momento en que necesite claridad mental, aprender algo o tomar una decisión).
Aceptar y sentir el cuerpo produce una nueva seguridad en la mujer que poco a poco se va sintiendo más confiada para dejar salir a su niña interior. Desde su útero vive su aspecto maternal y nutre a la niña que se despierta en su corazón. Así madre e hija (Demeter-Perséfone) se unifican dentro de ella permitiendo que se desarrolle su creatividad sin expresar. Y la niña feliz que empieza a hablar se transforma poco a poco en una voz interior, trayendo mensajes, conocimientos…es la intuición que va aportando a la mujer una nueva sabiduría.
A veces esta percepción dá miedo, porque lleva a lo desconocido, muchas diosas “oscuras” simbolizan este aspecto poderoso de lo femenino (Hécate, la anciana sabia que te lleva a su cueva subterránea), pero el hacerse amiga de ella puede producir en la mujer el encuentro de su Don ¿Quién soy yo? ¿Cuál es la cualidad que me hace ser única y que solamente yo puedo expresar? Así aparece Artemisa, segura de sí misma, actuando según sus dones internos, esta diosa aporta una nueva forma de relacionarse con los hombres desde la espontaneidad y la naturalidad y si la mujer la integra en su vida puede mostrar las múltiples caras que existen en su interior: la compañera, la amante, la madre, la hija .. porque se siente “completa” en sí misma y con el resto de las mujeres vive un espíritu de hermandad, pasando de su mundo personal a otro transpersonal en el que se identifica con la tierra misma simbolizada por Temis. Es en esta última fase, cuando la mujer unifica, el poder del útero, por el cual experimenta su sexualidad y maternidad con los sentimientos de su corazón y con la sabiduría y la mente intuitiva.
Y solamente cuando todos estos aspectos están unidos, ella puede entregar sus dones a los demás y sentir que es un canal de sanación para que la vida se exprese a través de ella. Cuando las mujeres nos reunimos en grupos para buscar el equilibrio interior, el cambio se hace más fácil pues el grupo hace salir facetas importantes: nos convertimos unas con las otras en madres, hijas y hermanas viviendo el Dar, Recibir y Compartir.
Un grupo femenino nunca pretende la separación de los hombres sino que es un lugar donde la mujer se apoya para acercarse después a sus compañeros desde su Ser más auténtico.
Pero para que esto ocurra a veces es necesario haber aceptado cosas tan simples, como asumir que la menstruación es un regalo y no un castigo, que cuando la menstruación se retira también es un regalo y no un castigo… En fin…contradicciones de mujer que sólo puede comprender …otra mujer