Los gobiernos concertacionistas, éste último con una mujer a la cabeza, han profundizado las desigualdades, mantienen y perfeccionan el sistema que da lugar a ello.
La opresión del hombre por el hombre se inició con la opresión de la mujer por el hombre Marx
Las innumerables teorías sobre el origen del Día de la Mujer , dejan entrever que estuvieron involucradas distintas formas de lucha, distintas ideologías, donde se reconoce el sentido del contexto de estas luchas y sus participantes activas, cuyo objetivo era la emancipación y liberación de la mujer, que constantemente tenía y tiene que sobreponerse a la explotación, la anulación, la desigualdad y la violencia.
Liliane Kandel, en su libro El Mito de los Orígenes: sobre el Día Internacional de la Mujer , concuerda con otras varias autoras que plantean, a grandes rasgos, que el mito ya conocido sobre la quema de trabajadoras en una huelga en 1857, fue precisamente dado a conocer para anular o tergiversar el sentido real de las demandas y reivindicaciones de origen clasista con un fuerte y determinante contenido político e ideológico, no solamente una lucha aislada contra el machismo, no solamente por reivindicaciones legítimas y necesarias pero puntuales, como quiso identificarse en estos mitos, desvirtuando de algún modo la influencia político-ideológica de un contexto histórico marcado por el avance de la presencia femenina en pos del reconocimiento del género.
Es así que una serie de nuevos planteamientos se hacen públicos y crean amplia controversia sobre el origen, las causas, las disputas y los cambios de fecha del día de la mujer, por una u otra circunstancia: Huelgas, quemas, sufragios, guerras, ocupaciones, derecho al sufragio, el crecimiento de la presencia femenina en las luchas sindicales, revoluciones sociales y sexuales son el escenario de la participación de la mujer en la lucha reivindicativa por sus derechos usurpados y desplazados por el machismo hijo del capitalismo patriarcal que ha mutado desde el inicio de los tiempos, y que ha tenido una respuesta rebelde con características propias de identidad y sentido libertario por parte de las mujeres.
El patriarcado está presente en todas las sociedades, en distintas formas, grados o tal vez con subterfugios, pero el padre es la autoridad de la familia, la supremacía machista masculina, hija de la conquista y la colonia, que se ha perfeccionado en el tiempo y que ha tenido en el capitalismo , la forma perfecta de máxima expresión, de inicio intermedio y fin, que se enriquece día a día con las prácticas de mercado imperantes, sostenidas y mantenidas: La dominación , la opresión del hombre por el sistema y de la mujer por el hombre y por el sistema.
La políticas neoliberales dictadas en este sistema, son políticas patriarcales de dominación, que profundizan la desigualdad entre los géneros, cuestión conveniente ya que la desigualdad política jamás permitirá el desarrollo de formas de cambios profundos de ninguna sociedad.
Los gobiernos concertacionistas, éste último con una mujer a la cabeza, han profundizado las desigualdades, mantienen y perfeccionan el sistema que da lugar a ello. La madre Bachelet representa fielmente al patriarcado opresor, se vuelve en contra de su propio género y ataca cualquier forma de lucha libertaria o emancipadora no sólo de la mujer, sino de todos los oprimidos por el sistema que ella representa. Es decir, es la representante del capitalismo, la Dama de Hierro criolla. Hasta físicamente parecida con esta engendro inglesa, comparten la misma forma de gobernar: Thatcher contemporánea ideológica de Pinochet; Bachelet: continuadora de las políticas de Pinochet. Como dice la consigna Bachelet rima con Pinochet y en todo contexto, no es casualidad. No cuestiona el orden dominante, lo perfecciona. No construye, destruye las reivindicaciones justamente ganadas, No representa el género, lo anula. En este caso particular y muchos otros, no es una cuestión del género por el género, el género no es un concepto definitorio ni del feminismo ni de las mujeres, no se puede apoyar al género sólo por similitud corpórea, no se puede disculpar la barbarie gubernamental y la represión política, social, ideológica implementada por la patriarcal Bachelet, y mucho menos se puede apoyar a una mujer que enloda todas las luchas de mujeres dignas representantes de su género, desde el inicio de tiempos, sólo por ser ella una mujer.
El autoritarismo, la desnaturalización, la prepotencia son características de esta gobernante patriarcal quien, entre otras barbaridades, entrega la potestad de la entrega de la píldora del día después a los alcaldes, permite el monopolio farmacéutico que encarece los métodos anticonceptivos, criminaliza el aborto, mantiene leyes que perpetúan la violencia sistémica sobre las mujeres, se ufana de bajos índices natalidad, cual país desarrollado, pero los mantiene a costa de las adolescentes y mujeres proletarias. El femicidio cometido por Bachelet es contra la historia, contra las luchas reivindicativas, es la femicida de las luchas de la madre tierra y de sus cultores y cultoras originarias, la femicida de la clase y su concientización, es la que continúa sosteniendo el capitalismo que somete a las mujeres. El machismo mata y Bachelet también.
Ana Tania Toro