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En el mundo occidental no resulta demasiado común el empleo de las algas
como alimento. Muchos científicos, sin embargo, consideran que las algas
pueden ser la solución para las carencias alimentarias que padece buena
parte de la humanidad.

No hemos de olvidar que nuestro
planeta se halla cubierto en más de tres cuartas partes por las aguas; además
de que algunas algas se prestan bien al cultivo controlado.

Las
algas se procesan para obtener productos muy empleados en las
industrias alimentaria, farmacéutica y química.La mayor parte de las
algas comestibles se cría en el mar. Se alimentan a partir de los
simples elementos que se encuentran en el aire y en el agua.

Gracias a la luz del sol, producen
glucosa, hidratos de carbono, proteínas y grasas. Además de fosfatos,
contienen los siguientes minerales: yodo, calcio, sodio, hierro y magnesio;
y las vitaminas B1, B2, y E.

Totalmente autónomas, las algas no
precisan de riego, abonos y pesticidas para crecer y reproducirse.
Constituyen una reserva ilimitada de alimento.

Ventajas:
Evitan el bocio: Cuando se ingiere poco yodo con los alimentos, como
ocurre en ciertas zonas montañosas del interior, la glándula tiroides
aumenta mucho de tamaño y se forma un bulto en el cuello que se conoce como
bocio. Un puñado de algas secas añadido a cualquier guiso, satisface sobradamente
las necesidades de yodo de toda una familia.
Aportan minerales: Las algas constituyen una buena fuente de calcio,
magnesio y hierro.
Sacian: Las gomas o mucílagos de las algas retienen hasta diez veces su
peso en agua, con lo que se hinchan en el estómago y producen sensación de
saciedad. Esto resulta muy útil para reducir el apetito en las curas de
adelgazamiento.
Evitan la acidez de estómago: Las gomas o mucílagos de las algas
retienen jugos gástricos y actúan como un antiácido natural.
Lavan: Las gomas mucilaginosas de la algas hacen que las heces sean más
voluminosas y blandas, facilitando una evacuación suave.
Aceleran el metabolismo y evitan la obesidad: Por su contenido en yodo,
las algas facilitan la producción de hormonas en la glándula tiroides.
Estas hormonas aceleran la combustión de los hidratos de carbono y de las
grasas, por lo que se recomiendan para adelgazamiento.
Reducen el colesterol: Uno de los efectos de las gomas o mucílagos de
las algas es impedir la absorción del colesterol en el intestino. El
consumo habitual de algas reduce el nivel de colesterol.
I

nconvenientes:
Sabor: Recuerda al del pescado, y no es bien aceptado por algunas
personas.
Contenido elevado de sodio: Los hipertensos deben consumirlas con
moderación. También están desaconsejadas en caso de hipertiroidismo, por
la elevada proporción de yodo que contienen.


Las algas se usan principalmente:
Como suplementos dietéticos en forma de
tabletas o de polvo. Este último se añade a ensaladas, sopas y guisos
diversos para aumentar su aportación de minerales.
Como sustitutivo de la sal común. Las algas trituradas en polvo sazonan los
alimentos, con la ventaja sobre la sal de aportar menos sodio y más
minerales, especialmente magnesio, calcio y yodo.


Cocinadas, se suelen hervir durante 20 ó 30 minutos, y se añaden al arroz
o
a las legumbres como cualquier otra verdura.
También se pueden usar en empanadas de verduras, pizzas y tortillas de
huevo.


Se debe tener cuidado con la cantidad, normalmente las algas se venden
deshidratadas, de forma que su peso y volumen se hallan muy reducidos. Hay
que usarlas en pequeñas cantidades, pues al entrar en contacto con el agua
se hinchan y adquieren un volumen inesperadamente grande. En ocasiones hacen
innecesario tener que añadir sal.


Dentro de las algas laminarias, propias de los océanos Atlántico y Pacífico,
tenemos la variedad denominada “kombú”, muy apreciada en la cocina
oriental.Se usa como verdura por su consistencia carnosa. Al añadirla a los platos
de
cereales o legumbres, facilita su cocción y aporta un grato sabor; es rica
en ácido algínico y yodo.


De las costas atlánticas de Europa es el “fucus” o “sargazo
vejigoso”,
es un
alga de 30 a 60 cm.
Presenta unas vesículas llenas de aire, como si fueran flotadores. Es muy
rica en ácido algínico y otros polisacáridos mucilaginosos. Se usa en
dietas de adelgazamiento y para combatir la acidez de estómago, gastritis,
estreñimiento e hipotiroidismo.


También atlántica es la variedad “espaguetti de mar “, mide hasta dos
metros
de larga y es muy sabrosa, con un gusto que recuerda al del pescado. Se usa
fermentada como si fuera chucrut. Destaca por su alto contenido en hierro.


De la especie de los “rodófitos o algas rojas” destacamos la variedad
“nori”
que se fija a las rocas mediante un disco central en forma de ombligo. Se
suele recoger durante la bajamar en las costas de Corea. Es muy sabrosa, y
se usa de diversas maneras: tostada sobre el fuego y, a continuación,
desmenuzada sobre ensaladas y sopas; envolviendo bolas de arroz a modo de
croqueta; cortada en pequeños trozos en crudo y sazonada con salsa de
soja..


También “alga roja” es la variedad “dulse”, mide unos 20 cm y su sabor
y
consistencia son finos y agradables; es rica en proteínas, hierro y yodo.
Es
la variedad más usada en cocina: se toma cruda en ensalada, junto con otras
verduras; combina muy bien con ensaladas de patatas; muy apetitosa resulta
tostada al fuego, y luego untada en salsa de soja, así como cocida como
cualquier verdura.

MªIsabel Yagüe.

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