El perejil es la más útil de las hierbas aromáticas; su empleo en
la cocina es muy variado, combinando perfectamente con la mayoría
de nuestros platos, ya se trate de sopas, carnes, pescados, arroces,
salsas frías o calientes. Además, tiene la ventaja de que lo podemos
conseguir fresco durante todo el año.
El perejil es considerado un diurético que purifica la sangre y
acelera la excreción de toxinas (sustancias producidas por algunas
plantas, ciertos animales y bacterias patógenas que son altamente
tóxicas para otros organismos vivos). Estimula el apetito, ayuda
a la digestión y al metabolismo (suma de los procesos físicos y
químicos por los que se produce y conserva la sustancia viva organizada).
Al perejil se le achaca también la propiedad de reducir
el ritmo cardíaco (debido a su contenido en ácido fólico)
y disminuye la presión sanguínea (contenido de potasio).
Alivia los síntomas de la artritis y ayuda a promover la
lactancia.
El perejil contiene un aceite esencial denominado apiol que estimula
considerablemente el riñón, tiene un alto contenido de vitaminas
A y C y es una importante fuente de potasio.
Esta planta también tiene un alto contenido en histidina, un aminoácido
para la reparación celular. Contiene calcio, hierro y magnesio.
Como
observación, hay que tener en cuenta que debido a su contenido
en apiol, que estimula las contracciones uterinas, por lo que
no se recomienda su uso en las mujeres embarazadas.