El engañar a la pareja muchas veces no tiene nada de difícil, lo realmente complejo es sobrellevar, posteriormente, la tortura y culpa.
Qué hacer, contar o no contar son las interrogantes que nos responde la psicóloga Carla.
La tentación se nos presenta a casi todas, en algún momento de nuestra vidas y ahí la decisión de entrar o no al mundo de las relaciones paralelas. Pero si ya caíste en los brazos de alguien que no es tu pareja, ten calma porque te ayudaremos a analizar tu situación.
Siempre se debe tener en cuenta que la infidelidad es un indicador muy veraz de que algo no anda bien en la relación formal, aunque también existen muchos casos en que la persona infiel sólo busca probarse a sí misma en affaires clandestinos. Es por ello que se hace necesario plantearse, como primera medida, qué es lo que se ha deteriorado en el diario vivir con el ser amado.
“Hay casos en que la infidelidad se repite y otros en que nunca más se vuelve a dar. Pero para saber esto debemos preguntarnos primero, qué nos ha llevado a ella. Esto porque muchas veces la infidelidad se da por un distanciamiento emocional de la pareja oficial. Muchos hombres y mujeres se sienten solos, abandonados e incluso maltratados. Entonces que alguien se acerque y te acoja puede llegar a ser muy estimulante”, explica la psicóloga.
Sinceridad siempre
Para la especialista lo mejor que se puede hacer es confesar el engaño, sino esta situación de seguro se transformará en una tortura sicológica que puede llegar a enfermar hasta la más fuerte de las mujeres. Si el temor a hablar es demasiado, por lo menos el acercarse a una persona de nuestra confianza o directo a un terapeuta puede orientarnos y beneficiarnos.
“Se debe tratar de encontrar la manera de hacer frente a lo ocurrido. Pero si se torna insoportable el hecho de haber traicionado, entonces, es necesario sincerarse asumiendo los costos en la relación”, explica la psicóloga.
“Creo que lo mejor que se puede dar en una relación es la honestidad, aún cuando esto pueda tener consecuencias indeseadas para un miembro de la pareja. Los actos que realizamos a diario tienen consecuencias y como adultos debemos enfrentarlas y asumirlas”, agrega la facultativa.
Es muy bueno entender que lo que hay detrás de un engaño amoroso no es una simple atracción física hacia otro, sino algo profundo. “Viene de la incapacidad de la personas de enfrentar las dificultades, la falta de comunicación, rutina, desconfianza en el otro y el temor a expresar las necesidades”, afirma Padilla.
Asimismo, muchas veces la infidelidad se oculta sólo porque con ello se experimenta la adrenalina, la novedad de estar en algo oculto y fuera de los límites establecidos. Esta sensación sólo delataría la falta de madurez.
Lo mejor es evaluar largamente la serie de circunstancias que nos han llevado a cometer tal acción y determinar qué es lo que buscábamos con ello. A través de ese acto comenzaremos el camino de vuelta a lo que realmente consideramos esencial para una vida en pareja sana y basada en la verdad.
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