¿Qué
podemos hacer como padres?
Fomentar
la seguridad en sí mismo
La
autoestima es el concepto que cada persona tiene de sí misma. Las personas
con un buen concepto de sí mismas se valoran positivamente y están seguras de
sí mismas.
La
seguridad en uno mismo se va desarrollando gradualmente a lo largo de la vida.
En la primera infancia la seguridad se va formando con las reacciones que el
niño recibe de las personas importantes para él. Si se siente aceptado y amado
por sus padres y recibe de ellos mensajes de valoración, se sentirá seguro de
sí mismo. Más tarde empieza también a recibir valoraciones de otras personas
que no son sus padres: los compañeros del colegio, maestros, familiares, ect.
Así,
las personas vamos estableciendo una imagen de nosotros mismos a partir de las
valoraciones que hemos ido recibiendo de los demás. La seguridad en nosotros
mismos la adquirimos cuando somos valorados positivamente por otras personas,
cuando tenemos relaciones o vínculos con las demás personas, cuando tenemos
oportunidades de controlar nuestra propia vida y cuando tenemos modelos de referencia
que orienten sobre cómo ser.
La seguridad
en uno mismo influye en cómo nos valoramos, cómo sentimos hacia nosotros mismos,
cómo nos relacionamos con los demás y en cómo nos comportamos. También en nuestra
capacidad de aprender, trabajar y crear.
Enseñar
autocontrol
El
autocontrol es la capacidad para dirigir adecuadamente las emociones (pena,
ansiedad, rabia, frustración, etc.).
Los padres
podemos ayudar a nuestros hijos a aumentar su autocontrol siendo ejemplo, mostrándoles con nuestra conducta un ejemplo a seguir,
no perdiendo el control, mostrando serenidad ante las situaciones problemáticas
o los conflictos. También podemos facilitar el reconocimiento de emociones y
sentimientos, preguntando, por ejemplo: “¿Estás preocupado por algo? ¿Qué creés que es?”, y permitir la
expresión de esos sentimientos y emociones “llorá si tenés ganas”. Por último les ayudaremos a reflexionar
y a buscar alternativas proponiendo, por ejemplo, “vamos a ver por qué estas enojado, y qué podemos hacer”.
Desarrollar
actitudes educativas adecuada
Educar
y transmitir los valores personales y familiares ya señalados, que son la mejor
arma para luchar contra la presión ambiental a consumir drogas. Potenciar
las creencias racionales, enseñar a reflexionar y pensar. Estimular
las actitudes positivas hacia el mundo y la vida.
Enseñar hábitos y comportamientos saludables.
Ofrecer
alternativas y estilos de vida sanos.
Ser
ejemplo.
Educar
con firmeza y autoridad, no-autoritarismo.
Fomentar
la responsabilidad e independencia.
Reconocer
los logros.
Favorecer
el diálogo, escucha y hablar con los hijos.
Ser padres para nuestros hijos…
Nuestros hijos
aprenden más de lo que somos, que de lo que decimos…
Educar a través de nuestros ejemplos cotidianos resulta una herramienta
fundamental de prevención e implica
un desafío tanto para los padres como para los educadores, que deberán articular
lo conceptual y lo vivencial, en el marco de la circunstancia particular de
los nuevos adolescentes.