Los órganos grandes y huecos del tracto digestivo poseen una capa
muscular que permite que sus paredes se muevan. El movimiento de estas
paredes puede impulsar los alimentos y los líquidos, y mezclar el
contenido dentro de cada órgano. Los alimentos pasan de un órgano a
otro mediante un movimiento muscular que se llama peristaltismo. La
acción del peristaltismo se parece a la de una ola del mar moviéndose
por el músculo. El músculo del órgano se contrae estrechándose y
después mueve lentamente la porción contraída hacia la parte inferior
del órgano. Estas ondas alternadas de contracciones y relajaciones
empujan los alimentos y los líquidos a través de cada órgano.
El primer movimiento muscular importante ocurre cuando ingerimos
alimentos o líquidos. Aunque el ingerir es parte de un proceso
voluntario, en cuanto empieza se vuelve involuntaria y pasa a estar
bajo el control de los nervios.
Los alimentos que acabamos de ingerir pasan al siguiente órgano que
es el esófago, que conecta la garganta con el estómago. En la unión del
esófago y el estómago hay una válvula en forma de anillo llamada
válvula pilórica que cierra el paso entre los dos órganos. Sin embargo,
a medida que los alimentos se acercan al anillo cerrado, los músculos
que lo rodean se relajan y permiten el paso al estómago.
El estómago debe realizar tres tareas mecánicas. Primero, debe
almacenar los alimentos y los líquidos ingeridos. Para ello, el músculo
de la parte superior del estómago debe relajarse y aceptar volúmenes
grandes de material ingerido. La segunda tarea es mezclar los
alimentos, los líquidos y el jugo digestivo producido por el estómago.
La acción muscular de la parte inferior del estómago se encarga de
esto. La tercera tarea del estómago es vaciar su contenido lentamente
en el intestino delgado.
Varios factores afectan el proceso de vaciar el estómago, como el
tipo de los alimentos y el grado de actividad muscular del estómago y
del intestino delgado. Los carbohidratos, por ejemplo, son los que
pasan la menor cantidad de tiempo en el estómago, mientras que las
proteínas permanecen más tiempo, y las grasas son las que pasan la
mayor cantidad de tiempo. A medida que los alimentos se digieren en el
intestino delgado y se disuelven en los jugos del páncreas, el hígado y
el intestino, el contenido intestinal se va mezclando y avanzando para
facilitar la digestión posterior.
Finalmente, todos los nutrientes digeridos se absorben a través de
las paredes intestinales y se transportan a todo el cuerpo. Los
productos de desecho de este proceso comprenden partes no digeridas de
los alimentos, conocidas como fibra, y células viejas que se han
desprendido de la mucosa. Estos materiales son impulsados hacia el
colon, donde permanecen hasta que se expulsa la materia fecal durante
la deposición.