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Los adolescentes que rechazan ir al colegio con frecuencia
tienen dificultades en separarse de sus padres, y este problema puede
haber tenido su origen ya en la escuela primaria. Este problema puede
también manifestarse en forma de molestias del tipo de dolores
de cabeza o estómago. Ante un adolescente que no desea ir al
colegio es necesario comprobar la posibilidad de que esté siendo
acosado por alguno de sus compañeros. El acoso es un problema
frecuente del que la gente joven encuentra difícil el hablar
y que puede hacer que ir al colegio resulte una experiencia solitaria,
miserable y amenazadora, que finalmente puede dar lugar a problemas
del tipo de ansiedad y depresión, falta de confianza en sí
mismo, y dificultad para hacer amigos. La forma que tienen los padres
para poder ayudarles es asegurándose que el colegio tiene una
política antiacoso efectiva, e informando a los profesores
de su hijo cuando precise de su ayuda.

Aquellos que van al colegio y hacen novillos son generalmente
infelices en casa y se sienten frustrados en el colegio y por eso
suelen pasar su tiempo con otros que se sienten del mismo modo. Los
problemas emocionales con frecuencia afectan el rendimiento escolar.
Es difícil concentrarse adecuadamente cuando uno está
preocupado sobre sí mismo o sobre lo que ocurre en casa. Aunque
la presión para hacerlo bien y para aprobar los exámenes
suele proceder de los padres o profesores, los adolescentes generalmente
desean hacerlo bien y se presionan a sí mismo si se les da
la oportunidad. El insistir de forma excesiva al respecto puede ser
contraproducente. Los exámenes son importantes, pero no se
les debe permitir que dominen sus vidas o que les hagan infelices.

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