Para prevenir la timidez, se debe evitar por parte de los padres y profesores hacia el niño, la intolerancia y severidad sistemática, la exigencia excesiva, la ayuda innecesaria, las comparaciones y castigos humillantes.
Nunca se les puede reprochar todo continuamente (siempre se puede elogiar algún aspecto positivo) ni nunca se les puede elogiar y ayudar continuamente, pues cuando se encuentren solos ante un problema les va a resultar más difícil solucionarlo o aceptar el fracaso.
Es muy importante también el enseñarles a ser hábiles, pues la torpeza suele derivar en un problema de timidez y baja autoestima. Esta torpeza también debe ser tratada en público, es decir, los niños han de acostumbrarse a realizar tareas en presencia de otras personas desde pequeños.
Confiarles ciertas pequeñas tareas y responsabilidades sociales para evitar el aislamiento (como comprar el pan o pedir las entradas del cine o cierta pequeña información, aunque vayan acompañados por adultos).