El ritmo de crecimiento viene marcado por muchos factores, entre los que se incluyen la alimentación o los factores genéticos de carácter hereditario.
Suele ser frecuente que un adolescente crezca poco durante 2 o 3 meses y que, sin embrago en los siguientes de un fuerte estirón. Por eso, para evaluar si el ritmo de crecimiento es el adecuado, hay que estudiarlo durante intervalos más amplios, al menos de 6 a 12 meses.
Pero en algunos casos estos cambios se retrasan. Se considera que hay un retraso en la pubertad si:
– En el caso de las chicas no hay desarrollo mamario a los 13 años o ausencia de menstruación a los 15.
– En el caso de los chicos no ha habido crecimiento testicular a los 14 años.
Las causas de este desarrollo tardío pueden ser:
– De tipo constitucional, en el 90 – 95 por ciento de los casos. Suele tener un origen genético y se trata de niños con talla baja que comienzan su pubertad más tarde, pero alcanzan un desarrollo normal a veces incluso después de so 20 años.
– Por diferencia en la producción de hormonas hipofisiarias, que puede provocar baja estatura y ausencia de desarrollo puberal. Son casos muy raros.
Aunque los padres no podremos influir en el adelanto o retraso del inicio de la pubertad de nuestros hijos, sí podremos apoyarlos cuando existan dificultades de adaptación a estos cambios.
Todo adolescente quiere, por encima de todo, ser normal, y estas variaciones tan amplias sobre la normalidad pueden causar algún problema.
– Si los chicos madura antes, suelen tener mayor confianza en si mismos y un nivel más alto de autoestima. Si lo hacen más tarde pueden tomar una actitud enfocada a llamar la atención, y convertirse en auténticos payasos del grupo. Tampoco es raro que se retraigan y se apeguen más a los padres.
– Las chicas que tienen un maduración temprana pueden sentirse más inseguras, muchas veces por encontrarse en un cuerpo demasiado llamativo desde el punto de vista sexual cuando seguramente siguen siendo muy niñas. Si el desarrollo es tardío suelen sentirse más seguras y con la sensación de tener más aceptación entre sus compañeros.