Todos los niños empiezan a pensar sobre lo que es correcto e incorrecto, pero no es hasta la adolescencia cuando se alcanzan las etapas más elevadas de razonamiento moral.
Esto ocurre porque es necesario que se hayan dado previamente ciertos cambios en el pensamiento (ponerse en el caso de los demás, poder formular hipótesis, sopesar diferentes aspectos de una situación…), por lo que sí estos cambios en el pensamiento no ocurren, los cambios morales tampoco se van a producir.
Mediante estos cambios, el adolescente reconoce que es posible que dos normas sociales aceptadas puedan entrar en conflicto, pudiendo, además decidir entre ellas (por ejemplo, el tener necesariamente que robar en un determinado lugar para conseguir algo que salvará la vida de alguien).
Su comportamiento ya no tiene que ser controlado por autoridades externas (por ejemplo, los padres), pues las normas se pueden respetar porque existe un razonamiento sobre lo que es correcto e incorrecto.