La dieta mediterránea es un estilo de vida que engloba todo aquello que es sabio, bueno y saludable.
Esta dieta es resultado de milenios de historia, sabiduría, geografía y clima. El área mediterránea es el crisol que ha ido recogiendo lo mejor de las civilizaciones de tres continentes (Europa, África y Asia) y uno incorporado (América)”. A esta conclusión han llegado expertos nutricionistas mundiales, que llevan estudiando la dieta mediterránea desde hace varias décadas.
Ya en los años 50, estudios norteamericanos mostraron que en los países mediterráneos se producía una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares que en otros países del norte de Europa y del continente americano, y relacionaron este hecho con su forma de alimentación. En esta zona, los hábitos alimentarios se basaban en el consumo preferente de cereales, legumbres, frutas y hortalizas, aceite de oliva, frutos secos y pescado. También, pero con más moderación, las aves, los huevos y los productos lácteos y aún con menor frecuencia, las carnes de cordero, cerdo y vacuno. Con el añadido, generalizado, de un consumo moderado de vino. Fue a partir de estas investigaciones que los nutricionistas americanos propusieron cambiar la clásica alimentación norteamericana por el esquema mediterráneo, con el objetivo de disminuir el riesgo cardiovascular.
