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Puesto que los síntomas del trastorno de estrés post-traumático (TEPT) y otras reacciones al trauma modifican la forma en que la víctima superviviente siente y actúa, las experiencias traumáticas que ocurren a uno de sus miembros pueden afectar también al resto de la familia. Cuando las reacciones al trauma son severas y se prolongan en el tiempo, sin tratamiento, pueden producir grandes problemas en las familias

 

No es de extrañar que los miembros de la familia reacciones al hecho de que uno de sus seres queridos haya sufrido un trauma. Y tampoco es de extrañar que las personas reacciones a la forma en que el miembro de la familia que ha sufrido el trauma, experimentan sus sentimientos y sus acciones. Los síntomas del trauma pueden hacer que el afectado sufra en soledad y se aparte de los demás. Puede ser difícil adaptarse a estos cambios. Lo mismo que las personas reaccionan de forma distinta a las experiencias traumáticas, también lo hacen las familias. Una familia puede experimentar muchas de las siguientes reacciones, o solo unas pocas. Sin embargo, todas las que se describen son comunes entre as familias que tienen que enfrentarse al trauma, como lo son las secuelas de un atentado terrorista con bomba.

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Simpatía

Una de las primeras reacciones de muchos familiares es la simpatía por su ser querido. Las personas sienten una gran preocupación cuando alguien tiene que cuidar de otro que ha sufrido una experiencia terrible. Y siguen preocupados si la persona sigue sufriendo los síntomas del TEPT. Suele ser útil para la víctima saber que su familia simpatiza con él, en particular después de la catástrofe.

La simpatía por parte de los miembros de la familia puede tener también un efecto negativo. Cuando esta simpatía lleva a cuidar a la víctima como si fuera un niño y a tener pocas expectativas de su recuperación, puede ser un mensaje de que la familia no cree que la víctima sea lo suficientemente fuerte para recuperarse. Ello puede hacer que la víctima deje de tener confianza y esperanza en volver a reanudar su vida independientemente.

Depresión

Una fuente de depresión para los miembros de la familia puede ser el propio acontecimiento catastrófico. Todos los traumas implican acontecimientos donde las personas se encuentra en gran peligro de forma brusca. Cuando esto ocurre en una situación o lugar que hasta entonces se creía seguro, justo hasta que ha ocurrido el desastre, puede hacer que las personas pierdan la fe en la seguridad y la predictibilidad de la vida. También puede ser muy deprimente el acontecimiento catastrófico que atenta contra los ideales que sobre el mundo y la humanidad tiene la víctima.

La depresión también es común entre los miembros de la familia cuando la víctima actúa de una forma que produce sentimientos de temor y miedo. La víctima puede sentir una gran ansiedad para hacer cosas que antes hacía normalmente con su familia; puede ser incapaz incluso de trabajar a causa de los síntomas del TEPT. Si el TEPT dura mucho tiempo, los familiares pueden empezar a perder la esperanza de que la víctima y su familia “volverán a ser normales”.

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Temor y preocupación

Saber que puede ocurrir algo terrible en cualquier momento y lugar puede hacer a las personas muy temerosas. Esto es particularmente cierto cuando un miembro de la familia no se siente seguro y con frecuencia recuerda a los demás los posibles peligros. Con mucha frecuencia, los supervivientes, se sienten “al borde del precipicio” y se vuelven preocupados por intentar mantenerse seguros. Cuando un miembro de la familia está muy preocupado por la seguridad, puede hacer que el resto de la familia también se sienta inseguro.

Los miembros de la familia también pueden experimentar temor cuando la víctima superviviente se vuelve iracundo y agresivo, de forma automática, cuando se cree en peligro, cuando se sienten frustrados porque tienen síntomas del TEPT, o porque han aprendido que la agresividad es una forma de autoprotección.”

Evitación

Lo mismo que una víctima siente temor en enfrentarse a lo que la ha pasado, con frecuencia los miembros de la familia también se sienten con temor de examinar el propio acontecimiento traumático. Pueden evitar hablar de la experiencia o los problemas relacionados con todo el mundo, con la esperanza de que si no se habla de ello, acabará desapareciendo, o porque piensan que los demás no les comprenderán o les estarán juzgando.

Los miembros de la familia pueden evitar las cosas que evita la víctima superviviente porque quieren evitarle más dolor, o tienen miedo de sus reacciones.

Culpa y vergüenza

Los miembros de la familia pueden sentir culpa o vergüenza tras un acontecimiento catastrófico por numerosas razones. Por creerse responsables del trauma, por creer que podrían haber hecho algo más, por creer que podrían haber avisado, por haber sobrevivido, etc.

Ira

La ira es un problema mu común en las familias que han sobrevivido a un trauma, sienten ira contra la catástrofe y sus efectos sobre sus vidas, contra los responsables de la catástrofe, contra los supervivientes, contra Dios, etc.

Sentimientos negativos

En ocasiones los miembros de la familia tienen sorprendentes sentimientos negativos contra el miembro de la familia traumatizado. Pueden creer que ya no muestra las cualidades que tenían antes y que admiraban. También pueden responder negativamente a los comportamientos que desarrolla la víctima después de la catástrofe.

Abuso del alcohol y las drogas

El abuso del alcohol y las drogas pueden convertirse en un gran problema en las familias de los supervivientes de una catástrofe. Tanto la víctima como los familiares pueden intentar escaparse de los malos sentimientos mediante el alcohol o las drogas.

Alteración del sueño

Las alteraciones del sueño: dificultad para conciliarlo, dormirse más tarde, el insomnio, el temor y la preocupación, las pesadillas, etc., hacen difícil el sueño para toda la familia.

Problemas de salud

Los familiares de las víctimas también pueden desarrollar problemas de salud por numerosas razones. Los malos hábitos como beber, fumar, no hacer ejercicio, pueden empeorar como resultado de tener que enfrentarse a la actitud de la víctima frente al trauma. Además, el estrés puede acabar produciendo varias enfermedades, en particular si se prolonga durante mucho tiempo. La ansiedad, la preocupación, la ira o la depresión constantes, facilitan el desarrollo de problemas gástricos, intestinales, dolor de cabeza, dolores musculares, entre otros.

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