La realización de un plano del jardín es una buena estrategia para conseguir un bonito jardín.
Lo primero es hacerse con una manguera, que le ayudará a visualizar como situar los arriates. Así, colocará la manguera reproduciendo las curvas de los caminos y las formas geométricas. Cuando se haya obtenido la disposición deseada, deberá observar el resultado desde distintos ángulos: desde la entrada, desde las ventanas y desde los posibles emplazamientos de los bancos y el cenador.
Hay que contar con los caminos ya existentes para decidir si se van a conservar en el nuevo diseño o si se les va a dar un “toque artístico” añadiéndole alguna curva. Se deberá mantener una anchura de metro a metro y medio para que la gente pueda pasear cómodamente, una excepción a esta regla la constituiría un camino que llevase a un pequeño espacio privado, a modo de jardín secreto, para ofrecer esa impresión de privacidad como señal de lo que se va a encontrar al final del sendero.
Los caminos principales deben contar con curvas marcadas para que resulten agradables a la vista incluso en los espacios pequeños. Las zonas pequeñas, más serpenteadas suelen recordar a un mapa del tesoro. Las curvas bien planificadas de un camino pueden introducir al observador a las partes del jardín que se quieran resaltar. Considere las vistas a cada giro del camino y según las mismas disponga los arriates.
Cuando ya pueda trazar el camino en el diseño, deje la manguera en el lugar mientras esboza la forma en el plano con ayuda de un lápiz por si cambia de idea. Cuando consiga un diseño que le satisfaga, utilice cal de dolomita para trazar la línea que describe la manguera. Espolvoree una pequeña cantidad fuera del borde de la manguera para que el perfil sea visible, una pequeña cantidad de cal no alterará el ph de su suelo.
Si todavía no ha hecho una lista de sus plantas favoritas, necesitará una. Selecciónelas teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
- El color de las flores o del follaje
- El tipo de terreno que se ajusta a las flores seleccionadas
- La estación en que las plantas estén más vistosas
- Las condiciones de luz que necesita cada planta
- El tamaño que alcanzará cada una de las especies seleccionadas
Teniendo en cuenta estas restricciones asigne cada una de las plantas que ha seleccionado a una parte del paisaje, donde las condiciones para que se desarrollen sean las más favorables. Aquellas que requieran las mismas circunstancias en lo que atañe a la luz y al suelo se pueden agrupar. También se ha de tener en cuenta el color de las flores, si las plantas florecen al mismo tiempo, y la textura de los follajes.
Para obtener un mejor resultado haga grupos, como mínimo, de 3 tipos de plantas, se pueden hacer excepciones en caso de especies que por su vistosidad sean la “estrella” de una parte del jardín.
El agua también debe tener un lugar destacado en el jardín. Si tiene posibilidad, planifique un pequeño estanque, cascada o una sencilla fuente. Le dará vida y le confortará en su estancia en el entorno natural.