Vida Profesional
Después de una dura semana de trabajo por fin llega el fin de semana. De fiesta con los amigos, en ese pueblecito perdido disfrutando con la pareja, o simplemente vagueando en el sofá...
Pero suena el despertador y llega el temido lunes. ¿Cómo sobrellevar de la mejor manera posible el primer día de la semana? Lee nuestros truquillos y a ver si te sirven de algo.
Tan importante como dormir bien es despertarse
Es evidente que para poder sobrevivir al lunes es haber dormido bien. Pero tan importante como el sueño es la hora de despertarse. Procura hacerlo cuando suena el despertador y no quedarte remoloneando en la cama, porque luego tendrás menos tiempo para hacer el resto de las cosas.
Pero no quedarse remoloneando en la cama no significa que no te puedas tomar unos minutos para, aún con los ojos cerrados, respirar hondo y darte un ligero masaje en las sienes y los ojos para oxigenarte y activar la circulación. Te aseguro que es una estupenda manera de empezar el día.
Otra cosa importante es que procures no poner la radio a tope cuando te despiertas. Si es música te puede estresar un poco, y si pones las noticias o el típico programas de tertulias puedes acabar deprimida por lo mal que va el mundo o cabreada porque todos los tertulianos opinan diferente que tú.
Llena tu cuerpo de energía
Supongo que pedirte que hagas ejercicio por la mañana puede ser un poco duro, sobre todo un lunes por la mañana. Pero piensa que con unos ligeros estiramientos o unos cuantos abdominales ya es suficiente, no se trata de prepararse para una maratón. Hacer ejercicio ayuda, pero no es imprescindible, así que no te agobies.
Date una ducha por la mañana. No lo hagas con agua muy fría, que aunque es cierto que es una práctica energizante, durante el sueño la temperatura corporal desciende y es importante recuperarla cuanto antes. La aromaterapia también te puede ayudar, así que si tienes un gel estimulante de lima o pomelo no dudes en usarlo.
Y también tienes que cargarte de energía por dentro. No hace falta que te recuerde que el desayuno es la comida más importante del día, así que no te lo saltes.
Recuerda que “Antes de empezar el día ¡desayuna!”
Utiliza el transporte público y sonríe
Una de las cosas que más nos molestan y nos hacen perder la paciencia son los atascos. Más si los tenemos que soportar un lunes por la mañana, después de un grandioso fin de semana. Si no puedes ir caminando al trabajo o a tus clases coge el metro o el autobús, que, además, también es una ayuda a la Naturaleza.
Todas sabemos que el metro en hora punta puede ser también muy duro, pero piensa que la hora de salida y de llegada es más o menos siempre la misma y que no hay que soportar esperas interminables, con lo que es poco probable que llegues tarde al trabajo, evitando todos los problemas que esto conlleva.
Procura sonreír y ser amable con el portero y los conocidos que te encuentres por la calle, como el señor del kiosco o al frutero. Lo más normal es que ellos te respondan de la misma forma, con lo que ya habrás dado un paso adelante para que el primer día de la semana sea fantástico.
Queda con tus amigos para comer
Al llegar a clase o la oficina no te hagas mala sangre pensando en todo lo que tienes que hacer. Piensa que hay tiempo y que eres capaz de hacerlo todo, y sino siempre te queda el martes, el miércoles… Piensa además que para tus compañeros también es lunes y que todos estáis en el mismo estado, así que no os exigías demasiado los unos a los otros.
Aprovecha para salir a comer fuera con los compañeros con los que mejor te lleves o algún amigo que trabaje por la zona o no tenga problemas para acercarse.
Id a un restaurante que os guste y sepáis que os atienden bien, donde podáis desconectar por un rato del trabajo y los problemas laborales. Piensa que es un buen momento para poner en común o recordar todo lo bueno que habéis vivido durante el fin de semana.
Después de esta pausa podrás volver con fuerza a tus deberes y obligaciones. ¡Felicidades, has sobrevivido al lunes! Esto es una buena razón para premiarte, así que unas cañas y unas tapas con los compañeros de trabajo o de clase es el punto final perfecto para un lunes que, al menos, ha sido soportable.