Felicidad dónde te escondes…
La búsqueda de la felicidad es uno de los objetivos básicos del ser humano, pero ¿dónde está camino que lleva hacia ella?
No hay fórmulas magistrales, pero sí actitudes personales y vitales que pueden ayudar a encontrar tan ansiado bien.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica establece como derechos humanos inalienables la Vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Pero, ¿qué es la felicidad?, ¿dónde se siente?, ¿cómo se alcanza?, ¿se puede cultivar la felicidad? Éstas y otras preguntas relacionadas con el tema son de difícil contestación.
Según José M. R. Delgado, autor del libro “La Felicidad” y Catedrático de Fisiología en la Universidad de Yale durante más de 22 años, la felicidad “puede considerarse un estado mental que proporciona sensaciones placenteras y que modula de manera agradable y positiva la recepción y la interpretación de los impulsos recibidos del medio ambiente, del almacenaje de la memoria o de los propios receptores corporales”.
Placer cerebral
La sensación de felicidad es algo que, con mayor o menor frecuencia, todos los seres humanos perciben en su vida. Lo que hace suponer lógicamente que existen bases anatómicas y fisiológicas que son compartidas por la mayoría de las personas. El placer y la felicidad están en el cerebro.
El conocimiento de los mecanismos neuronales que intervienen en la sensación de felicidad es complejo, pero se están realizando grandes avances en la materia. La neurobiología ya ha relacionado determinados estados emocionales con la activación de estructuras neuronales específicas, cuyo nivel de excitación puede ser más bajo o más alto produciendo así percepciones de euforia o de depresión.
Pero además de los neuronales hay que tener en cuenta los factores ambientales. La felicidad es algo tan personal que no es posible dar fórmulas mágicas para su consecución. Las personas buscan constantemente la felicidad, pero los métodos usados varían en función de los individuos, las sociedades y las culturas. Los elementos que contribuyen a ella pueden ser tan diversos como la salud, el dinero, el amor, el status social, la fama, el poder, etc.
Salud y familia
Según un estudio realizado por el Centro Investigaciones Sociológicas en diciembre de 1995, el 78% de los españoles se considera “bastante o muy feliz”. Y los que más, los madrileños, los vascos y los catalanes que se consideran muy dichosos. En cambio, los canarios son los menos afortunados.
Tras la crisis, lo material ha pasado a ocupar un segundo plano en las encuestas y los dos factores claves en los que radica la felicidad son gozar de una buena salud y un ambiente familiar agradable.
Pero no hay que olvidar que un 6% de los encuestados se declara “bastante o muy desgraciado”. No hay ninguna fórmula conocida que puedan poner fin a su pesar, sin embargo, como explica Delgado: “Un conocimiento de sus mecanismos íntimos puede ser de gran ayuda. Los condicionantes instintivos y genéticos son difíciles o imposibles de modificar, pero hay otra serie de determinantes neurológicos y psicológicos que pueden ser conocidos, escapando entonces a los automatismos inconscientes para ser impulsados por la voluntad de manera inteligente y provechosa”.
Tiempo y espíritu
Igual que existen tablas de gimnasia que aumentan la fortaleza física, hay investigadores, filósofos y pensadores que creen que también se pueden realizar ejercicios que potencien el más preciado y ansiado de los bienes del hombre: la felicidad.
Bertrand Russel, autor de “La conquista de la felicidad”, y otros investigadores versados en la materia, creen que los principales elementos para ser felices son: la relación continua con las personas que son importantes para el individuo; disponer de tiempo que dedicar a la familia o los amigos; e involucrarse en la realización de tareas complicadas que permitan fortalecer el espíritu.
Además, no temer a los sentimientos ni a las emociones; trabajar para ser útiles a la sociedad; tratar de vivir en armonía con el entorno a través del conocimiento de lo que sucede dentro del mundo; eliminar de la vida el egoísmo, un antídoto natural contra la felicidad; además, es indispensable disponer de libertad y de tiempo libre; querer y ser querido y gozar de la vida en sus múltiples facetas.
FRASES ILUSTRES SOBRE LA FELICIDAD
Muchos personajes ilustres han hecho cánticos a la felicidad.
“No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices”, Robert Louis Stevenson.
“Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad”, Miguel de Unamuno.
“En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo”, Jacinto Benavente.
“Son tantos los mortales que no pueden digerir la felicidad! La felicidad no es cosa fácilmente digerible; es, más bien, muy indigesta”, Miguel de Unamuno.
“Todo el mundo desea ser feliz; pero no que lo sea todo el mundo”, Jaume Perich.
“Cuando uno dice que sabe lo que es la felicidad, se puede suponer que la ha perdido”, Maurice Maeterlinck.
“La mayor alegría, es la que no se esperaba”, Sófocles.
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad”, Pearl S. Buck.