Algunas veces conviene cerrar los ojos para ver el interior [19-09-2020]
Diario de Sueños
Voy caminando por un sendero arbolado, una fresca brisa se filtra entre los árboles acariciando sus hojas, delicadamente, como acaricia su arpa una avezada y sutil arpista. El sonido se mezcla con los trinos de los pájaros, con el correr del agua de un serpenteante y translúcido arroyuelo, generando una sinfonía natural de bellos acordes, una interpretación magistral del virtuosismo de la mismísima Madre Naturaleza.
Mis gatas me acompañan, enormes como leonas, con grácil y felino paso, alegres pero serenas, tranquilas pero atentas, en alerta pero en calma. Camino sin dificultad, ligero, con paso firme, equilibrado, sin dolor…caigo en la cuenta…estoy en “Oniria”…vengo de “Insomnia”…
Al final del camino se dibuja en el horizonte el perfil de una pequeña casa, rústica, sin alardes, de etérea belleza. Es allí donde voy.
En la puerta me espera una esbelta anciana de rostro surcado por elegantes arrugas que arropan un sonriente y afable rostro. Cálidamente, me saluda con la mirada. Me invita a pasar. Cruzando el arco de la entrada accedemos a un luminoso patio, el suelo es hierba, las paredes hiedras que trepan por los muros, caprichosas, generando un verde tapiz de hojas. En el centro, el agua que mana de una musgosa piedra, en un pequeño estanque se derrama. Se respira paz, se inhala calma.
Nos sentamos en un banco y conversamos sin palabras. Ella se alegra de verme, que ganas tenía de esta charla. Cuéntame, esas inquietudes que tu corazón guarda, pues aquí no sanamos cuerpo, sanamos alma.
La verdad que últimamente, mi venerable anciana, algo ocurre en mi interior. Algo que a veces cede a la sombra y otras prende como vigorosa llama. En realidad, anhelo menos cosas, busco la simplicidad de una riqueza más del disfrute y menos de la posesión. Siento un profundo deseo de dotar mi vida de significado, de propósito. Ya no me siento avergonzado por comunicar mis emociones, por exponer mi verdadero yo al mundo, por desprenderme de la máscara social del “bienqueda”. Cada vez disfruto más de algunos pequeños momentos de soledad y silencio que me brinda el día. Me siento conectado a la naturaleza, a los seres vivos, al universo, al todo. Soy consciente de mis acciones, del gran poder que tienen y deseo actuar de manera que no afecten negativamente ni a mí ni a los demás. Creo que el pasado y el futuro están dejando de controlar mi existencia, me siento anclado transitoriamente al presente constante, en cada momento, aquí y ahora. Ha desaparecido en mí el instinto de la competición, que solo acarrea conflictos y sufrimiento. Resulta más gratificante la colaboración, elijo vivir en armonía, escojo la senda de la compasión. No quiero deslumbrar, prefiero alumbrar.
La anciana inunda mis ojos con su fluida y sonriente mirada, me coge de las manos, siento que me abraza su alma. Querido mío, la sintomatología está muy clara: padeces un “cuadro severo de despertar espiritual”, un despertar del alma. Pero no te preocupes, no estás solo, cada vez hay más “despertares”, más personas que lo experimentan, que notan como su consciencia crece, como sus intereses evolucionan, como cambia el sentido de sus vidas, como resurgen en ellos nuevas inspiraciones. Muchos ya quieren tomar las riendas de sus vidas con sus propias manos, desean conocer la verdadera felicidad, están dispuestos a llevar el cambio a ellos mismos y a otros, conscientes de que el cambio que necesita el mundo nace y pasa por su propio cambio. Por eso les preocupa más la búsqueda de la riqueza interior. Por eso ser luz es mucho más reconfortante que impresionar a los demás. Por eso alumbrar el camino de otros da significado a la existencia.
Algunas veces conviene cerrar los ojos para ver el interior.
Os quiero, buen día a tod@s!!!
“Espiritualidad es estar despierto. Desprenderse de las ilusiones. Espiritualidad es nunca estar a la merced de acontecimiento, cosa o persona alguna. Espiritualidad es haber hallado la mina de diamantes dentro de uno mismo.” Anthony de Mello
Para el maridaje musical vamos a rizar el rizo…que mejor que un poco de Gospell para armonizar música y espíritu…pues ahí va el “rizo” que íbamos a rizar…un gospell instrumental con aderezos de jazz, soul, funk…interpretados por músicos blancos, concretamente húngaros…no me negareis el “rizo”… eh?…Ya suena “Gospell” de Kéknyúl Hammond Band…qué buena manera de amanecer el sábado…