NUTRICIÓN: DIETA DEL TOMATE
El tomate nutre, refresca y es un fantástico alimento para prevenir y combatir enfermedades como el cáncer. Pero existe otro motivo importante para incluirlo dentro de la dieta: ayuda a eliminar rápidamente esas libras de más, normalizando el peso. Terminada la dieta conviene seguir tomando jugo de tomate todos los días.
Medicina en la nevera
El tomate es un fantástico “medicamento” que no produce efectos secundarios y con el que no se corre el riesgo de sufrir sobredosis. Estos son sus principios activos que lo hacen necesario en nuestro “botiquín”:
1. Vitaminas A,C,B y K.
2. Minerales: fósforo, calcio, hierro, magnesio, zinc, cobre, potasio y sodio.
3. Un fantástico antioxidante que protege contra los cánceres de estómago, vejiga, colon y próstata.
4. Sustancia que retrasa el envejecimiento celular y evita la acumulación de plomo en el organismo.
5. Para el mantenimiento de las paredes celulares, reduciendo su fragilidad y alargando considerablemente su vida. Hoy ya se puede decir que comiendo un tomate al día se vive más y mejor.
Hasta hace apenas cien años se pensaba que el tomate era venenoso.
Llega la tomatemanía
Como plato principal, en ensalada o, simplemente abierto por la mitad con un poco de sal y un poco de aceite de oliva. ¿Quién puede resistirse a la tentación de un tomate? Placer ante el que no caía nadie apenas cien años atrás, cuando se les consideraba un veneno.
Un poco de historia
La planta del tomate se conoció en Europa luego de que Hernán Cortés la trajera de México, como obsequio de los aztecas para el rey de España. Un musulmán lo llevó de España a Italia y así fue como, poco a poco, su cultivo se extendió por Europa. Pero como planta ornamental, no como alimento. Debido a su intenso color rojo, todo el mundo consideraba su fruto venenoso. Hasta que, a finales de siglo XIX, tal hambruna azotó al mundo, que el tomate comenzó a entrar en la cocina.
En medicina y dietética
Desde entonces el tomate ha sido sometido a un sinnúmero de investigaciones. Así se descubrió que refuerza el sistema inmunológico, reduce el colesterol y es un diurético. El gran descubrimiento lo hizo la Universidad de Harvard (EE.UU.) a comienzos de 1999, cuando comprobó que el tomate contiene sustancias capaces de prevenir el cáncer de esófago, páncreas, mama, colon, bucal y cervical. El departamento de Endocrinología de la misma universidad elaboró una dieta especialmente indicada para pacientes de riesgo, de los cuales ninguno ha desarrollado hasta el momento un tumor. Sin embargo, la mayoría de ellos han aumentado sus defensas y prácticamente todos han alcanzado su peso ideal, hasta los que tenían problemas más graves de sobrepeso.
¿Cómo es la dieta?
La dieta del tomate se realiza durante una semana una vez al mes hasta alcanzar el peso ideal. El resto del tiempo se puede comer lo que quiera (con moderación), comenzando cada comida con un jugo natural de tomate. El régimen puede hacerlo toda persona, menos los insulinodependientes, y está especialmente indicado para aquellas personas con hábitos de riesgo para la salud (fumadores, adictos a la cafeína y todos aquellos que abusan en sus menús habituales de las grasas animales). El momento ideal para comenzarla son los meses de julio y agosto porque, aunque ya hay tomates durante todo el año, es en estos meses cuando el vegetal es mucho más nutritivo, al haber madurado con calor. Los resultados son espectaculares y empiezan a notarse desde el primer día. Seguido al pie de la letra, se puede llegar a perder hasta una libra diaria y, aún “pecando”, se adelgaza, aunque a menor velocidad.
Terminada la dieta, se puede comer lo que se quiera, pero iniciando cada comida con jugo de tomate. Así no se recuperarán las libras perdidas.
Ante la avalancha de productos genéticamente manipulados es preferible comprar los tomates siempre en una frutería de confianza.
El menú
Lunes
El menú puede resultar aburrido, pues consiste únicamente en tomar jugo de tomate natural en el desayuno, en la comida y en la cena. Jugo a todas horas y en las cantidades que se desee, ¡no tiene por qué pasar hambre! Lo importante es que el jugo se prepare en casa, preferiblemente en la licuadora. Una vez exprimido el jugo, debe beberse inmediatamente para evitar la oxidación de las vitaminas. A la hora de elegir los tomates, éstos deben estar bien maduros.
Martes
Al igual que el lunes, jugo de tomate recién exprimido y en la cantidad que se desee (si en el mercado no encuentra tomates bien maduros, lo mejor es comprarlos tipo bola). En este segundo día la sensación de hambre ya habrá desaparecido. Para complementar este segundo día de dieta y romper la monotonía del menú, entre jugo y jugo puede beber té u otro tipo de bebidas como manzanilla. Para endulzar utilice sacarina o aspartame.
Miércoles
En ayuna: jugo de tomate recién exprimido, polvoreado con hierbas aromáticas (por ejemplo: menta).
Desayuno: dos tomates (metidos y sacados rápidamente de agua hirviendo) y pelados.
Almuerzo: ensalada de tres tomates con hierbas aromáticas y un diente de ajo picado, sazonado con aceite de oliva virgen.
Merienda: un jugo de tomate recién exprimido con hierbas aromáticas.
Cena: un jugo de tomate recién exprimido con hierbas aromáticas.
Nota: aunque las cantidades no están limitadas, no conviene tomar más de dos y medias (2 1/2)
libras de tomates a diario.
Jueves
En ayuna: jugo de tomate recién exprimido polvoreado con menta.
Desayuno: café con leche sin grasa y una rebanada de pan integral con 1 1/2 onza de queso.
Merienda: un pedazo de fruta (no plátano).
Almuerzo: ensalada (con lechuga, vegetal, verdura, tomate, cebolla y una papa pequeña cocida), aderezada con una salsa ligera de yogur.
Merienda: un jugo de tomate recién exprimido.
Cena: ensalada de tomate con hierbas aromáticas y un filete pequeño de ternera a la plancha.
Viernes
En ayuna: jugo de tomate recién exprimido.
Desayuno: café con leche desnatada y dos rebanadas de pan integral con margarina.
Almuerzo: ensalada de pasta integral (con lechuga, tomate, pepino, vegetales y zanahoria rallada), aderezada con un poco de aceite oliva virgen y jugo de limón.
Merienda: un yogur natural sin grasa.
Cena: tomates al horno (se cocen los tomates durante dos minutos. Luego se cubren con pan rallado, ajo y perejil, se rocían con un poco de aceite y se hornean durante 20 minutos).
Sábado
En ayuna: jugo de tomate recién exprimido.
Desayuno: café con leche sin grasa y una rebanada de pan integral con 1 ½ onza de pechuga de pavo.
Comida: ensalada verde y tomate relleno de champiñón (Abrir el tomate y vaciar de pulpa. Con esta última, los champiñones picados y un poco de migajas de pan, hacer un sofrito y rellenar el tomate. Finalmente, agregar por encima queso e introducir en el horno durante 20 minutos).
Merienda: jugo de tomate recién exprimido.
Cena: ensalada de tomate, pescado a la plancha y un pedazo de fruta.
Domingo
En ayuna: jugo de tomate recién exprimido, polvoreado con menta.
Desayuno: café con leche sin grasa y una porción de bizcocho, hecho con harina integral.
Comida: sopa de tomate y judías verdes (Cocer durante 45 minutos una papa pequeña, un tomate sin piel, una hoja de laurel, sal y una cucharada de aceite. Triturar, añadir las judías verdes (previamente cocidas) y servir) y un plato pequeño de pasta integral con ajo, perejil y un poco de aceite.
Merienda: un pedazo de fruta (menos plátano).
Cena: ensalada de tomate, tortilla francesa de un huevo y un yogur natural sin grasa.