El crecimiento de las plantas no se rige por nuestros caprichos estéticos, decorativos sino que responde a factores reales de temperatura, humedad y luz, entre otros.
Es posible entonces que plantas de interior como la dracena y la dieffenbachia presenten un crecimiento irregular, conforme su tallo crece, las hojas se desprenden quedando sólo un penacho en el exterior.
El resultado, por su puesto, es muy poco atractivo y se debe a que el pie del tronco debería recibir idéntica cantidad de luz que el resto de la planta. Sin embargo, esta situación puede revertirse si realiza un acoco aéreo.
Proceda entonces de la siguiente manera: corte la corteza del tallo formando un anillo de un centímetro de grosor a unos cinco centímetros por debajo del penacho. Cubra el lugar descortezado con hormonas de enraizamiento y luego con turba húmeda, finalmente envuelva ese sector con un plástico negro y cintas adhesivas preferentemente de papel.
En esa herida comenzarán a crecer raicillas que aparecerán por la parte inferior de la envoltura. En ese momento seccione el tallo debajo de ese sitio y plante el retoño con raíces en un sustrato de tierra abonada, turba y resaca.
Con relación al tallo original, es posible que si se corta a 10 cm de altura brote. El palo cortado deberá dividirse en trozos de 5 cm que se ubican acostados en una caja con drenaje o una maceta chata con tierra que presente una gran proporción de turba en su composición. Riéguelos y cúbralos con un plástico transparente, el lugar ideal es un sitio cálido cerca de un calefactor en la cocina.
Los resultados suelen ser muy buenos generalmente.