¿Enamorado o atontado?
A la mayoría de las personas les ha pasado alguna vez en su vida. Se sienten flotar, dicen tener mariposas en el estómago y cuando están en presencia de la amada o amado no se enteran de nada, sólo tienen ojos para su objeto de deseo. A esta especie de estado metafísico lo llaman enamorarse.
Es uno de los acontecimientos más grandes que nos ocurren. Se trata de un estado emocional surcado por la alegría y la satisfacción de encontrar a otra persona que es capaz de comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. Esta es la visión que del enamoramiento tiene el psiquiatra Enrique Rojas y que expone en su libro Remedios para el desamor.
Síntomas del enamoramiento
Para este médico y autor de varios estudios sobre psicología, enamorarse es una forma de amor, pero no una forma cualquiera, sino la más sublime que puede tener un ser humano a nivel natural. Claro que para llegar a dicho estado se van dando una serie de síntomas, no llega de pronto. Además, cada persona vive su enamoramiento de manera distinta, aunque tenga los mismos ingredientes que el resto.
Un primer síntoma, del que hablan todos los entendidos, es un trastorno de la atención, es decir, de la capacidad para atender. Enrique Rojas habla de este síntoma de manera que al principio de este recorrido afectivo uno se siente como absorbido, de tal modo que la cabeza y el corazón van y vienen una y otra vez hacia esa persona. Compara este sentimiento con la travesía de un río que se navega y se empieza a cruzar siempre con placidez.
Ortega y Gasset también toca este término en su libro Estudio sobre el amor. En él dice que los enamorados padecen alteraciones de la atención, ya que no pueden dejar de dirigirse hacia la persona que aman. En esta primera etapa uno se siente “encantado con la otra persona y absorbido por ella”. Encantado quiere decir estar contento y feliz. Con esa persona cerca, todo parece tener sentido. Absorbido, es estar entregado a lo que se ama con la cabeza. Es no tener ojos, ni oídos, ni cabeza, ni corazón ni nada que no esté volcado hacia esa labor de amar y ser amado.
Huir del amor ideal
Un segundo síntoma del enamoramiento, es la cristalización, que viene a querer significar, el atribuirle a la persona amada todo un conjunto de cosas buenas, positivas y nobles. En esta etapa los psicólogos suelen hacer una llamada de atención, ya que si no se aplica la cabeza a tiempo, es posible que se aterrice en un amor ideal que no coincide para nada con la realidad. Aquí es donde radica uno de los mayores peligros del enamoramiento. Puede resultar muy grave para la relación que se pretende establecer ver cualidades excelentes en la otra persona que realmente no existen.
Otro síntoma en el que desembocan los dos primeros es el entusiasmo. Éste se compone de una serie de ingredientes como son la exaltación, la alegría pletórica, la pasión y la afectividad exultante. Y otro síntoma común a todos los enamorados que llega en algún momento es la admiración. Es especialmente importante ya que para enamorarse de alguien es necesario un cierto grado de admiración.
Es fundamental admirarse
Para fijarse, para detenerse, para que alguien entre con fuerza en los escenarios mentales de otra persona, es primordial quedarse asombrado, fascinado, sorprendido gratamente, expone el psiquiatra Enrique Rojas. Este autor que afirma que la admiración es un sentimiento de estima y consideración que se añade al sentimiento general de irse enamorando.
En él se mezclan la sorpresa, la extrañeza positiva de encontrar una serie de ingredientes humanos que uno realmente valora. Porque admirar a alguien es apreciar lo que es como persona y no lo que tiene. Poco a poco la persona enamorada empieza a amar de verdad a la otra, lo que se traduce en la necesidad de estar juntos, de comunicarse, de hablar, de comentar pequeños y grandes incidentes de la vida.