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Los bonsáis son joyas de la jardinería japonesa y el arte de cultivarlos ha seducido a miles de personas alrededor del mundo. Dedicarse a su cuidado es algo único y vale la pena experimentarlo. No se inhiba por temor. Es menos complicado de lo que muchos creen.

La palabra bonsái en japonés significa plantar en una maceta; es decir, que bonsái es el arte de cultivar árboles es espacios reducidos, logrando que estos adquieran la apariencia de los que alcanzan el tamaño convencional. La idea del bonsái es recrear los efectos más hermosos de la naturaleza, como la sinuosidad de los troncos antiguos y la frondosidad de los ramajes.

Los expertos en este arte buscan naturalidad, belleza y madurez. Hay que descubrir el espíritu del árbol para potencializar sus cualidades, por lo general es este mismo el que va indicando la forma en la que se debe cuidar. Si el tronco comienza a inclinarse hacia la derecha, déjelo. El bonsái llega a la madurez después de diez o quince años, cuando la base del tronco alcanza bastante grosor, pero las copas de las ramas permanecen suaves y delgadas.

Para empezar a moldear el primer bonsái se recomienda elegir un enebro, arbusto que en condiciones normales alcanza a medir tres o cuatro metros de altura y cuyas hojas son finas y alargadas. Estos árboles son fáciles de encontrar y se adaptan a varios tipos de clima.

bonsais

Cómo empezar

Lo primero es cortar la raíz principal -la que posee un abultamiento en el extremo- para evitar el crecimiento del árbol, pero cuidando que el resto de las raíces no sufran ningún daño, pues el árbol puede llegar a morir ya que la raíz secundaria lo mantiene estable y las raicillas son los conductos por los cuales se alimenta.

Cinco formas básicas

Hay cinco patrones a seguir para darle forma al bonsái. La clave es podarlo correctamente y darles dirección a las ramas con ayuda de alambres.

Chokkan. Este estilo es muy usado para moldear las coníferas, es decir pinos, cipreces y abetos. Estos árboles tienen un tronco central que funciona como eje y se desarrollan en forma de cono. Es muy importante podar las ramas para que no queden como brazos simétricos a lado y lado del eje central y la primera de las ramas debe localizarse en el primer tercio de la longitud total del tronco.

Moyogi. Es el estilo más común. El reto es desarrollar un tronco unilineal que siga un solo camino desde la raíz hasta la copa. El follaje debe ser abundante, pero las ramas no pueden llegar a ser largas ni gruesas, ello se logra podándolas constantemente.

Shakan. La forma de este tipo de bonsái es inclinada y cadenciosa. Posee una raíz fuerte cuyo emplazamiento es opuesto a la inclinación del tronco. Hay que balancear el movimiento del mismo, amarrándolo con alambre y eliminando con el cortador cóncavo las ramas del tronco que se oponen a su inclinación -siempre deben desarrollarse las del mismo lado hacia donde se inclina el tronco-.

Kengi. Estos árboles tienen la apariencia de una cascada y el follaje crece fuera de la matera hacia el suelo. El truco de este tipo de bonsái es darle dirección al tronco hacia un lado y luego hacia abajo, entorchando el alambre en forma de espiral para asegurar la dirección que previamente se le dio al tallo.

Herramientas básicas

– Tijeras para podar: Le permiten cortar ramas muy pequeñas o troncos frondosos.

– Cortador cóncavo. Es la herramienta más importante y se usa para eliminar ramas del tronco, haciendo una incisión cóncava, de la cual no saldrá ningún retoño y quedará cubierta fácilmente de corteza. Con el tiempo será difícil incluso saber el lugar mismo en donde se hizo la incisión.

– Cortaalambre. Se usa para cortar los amarres de alambre que le dan dirección al tronco y a las ramas del bonsái, especialmente cuando se trata de los estilos Shakan y Kengai.

– Alambre de aluminio cobrizado japonés. Es suave, flexible y no daña la corteza del tronco, pero además no se oxida al contacto con el agua. Se usa para amarrar ramas y dar dirección al tronco.

– Varita de madera (puede usar un chopstick). Es una barrita de madera cualquiera, cuya función es despejar las raíces como si estuviera desenredando un mechón de pelo para desechar los residuos de tierra y encontrar la raíz principal. Luego, una vez haya cortado la misma y sembrado el bonsái, el palito le ayudará a acuñar la tierra alrededor del tronco.

La voz de la experiencia

Claudia Pardo es una gran aficionada a los bonsáis. se inició a los 17 años y desde entonces dedica la mayor parte del tiempo al cultivo y cuidado de hermosos ejemplares.

Según Claudia, sólo se requiere de paciencia y amor a la naturaleza, no es necesario poseer destreza manual o sensibilidad de artista; lo importante es observar detenidamente el árbol y estar atento a sus reacciones, pues el árbol te dice qué le gusta y qué no le gusta.

Claudia posee una colección de ciento veinte bonsáis, entre los cuales cuenta con un jazmín oriental de noventa años nativo de climas cálidos y que aún no ha terminado de adaptarse al temperamental clima bogotano.

Para tener en cuenta

1. Si usted mantiene el bonsái en un espacio interior, se morirá. Cuidar un bonsái es una actividad al aire libre.

2. Trate de cultivar pocas especies al mismo tiempo, pues cada árbol es independiente y necesita cuidados especiales.

3. Busque asesoría de expertos en la materia. Allí encontrará respuestas a sus preguntas y podrá aprender de la experiencia de otros. (ver guía de tiendas).

4. Casi nada en el arte del bonsái es inmediato. Los bonsáis toman décadas en desarrollarse plenamente.

5. Al comprar el árbol que apenas está germinando (brinzal), debe asegurarse de que esté sano. Sáquelo de la bolsa y examínelo. La raíz debe ser blanca y fibrosa y las hojas verdes y vibrantes.

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