La parte más especial en un curso de Reiki es la iniciación. En ese momento es cuando se activa el canal de la energía Reiki, permitiéndote acceder a esta energía curativa a voluntad. La iniciación y, la práctica de Reiki, está compuesta por tres grados o niveles energéticos.
El Primer Grado abre de forma definitiva el canal de curación a través de la iniciación o sintonización, y permite a la persona iniciada la capacidad de transferir energía, en particular a nivel del cuerpo físico, a través de la imposición de manos haciendo contacto en diferentes partes del cuerpo.
El Segundo Grado faculta para realizar tratamientos a distancia o mentales, por lo que el sanador es un terapeuta psíquico, otorgando la capacidad de canalizar curación a un nivel mental y emocional. El sanador psíquico interviene voluntaria y personalmente en el proceso de canalización, al elegir la modalidad de patrones energéticos que se imprimen en el receptor. Y es que el Reiki también actúa a distancia pudiendo utilizar como intermediario de proceso una fotografía, un muñeco e incluso a otra persona.
El Tercer Grado tiene dos fases. La primera profundiza aún más la conexión con la fuerza de vida. La Maestría, o segunda fase, permite a los maestros transmitir las enseñanzas y las iniciaciones, y formar a otros maestros según la tradición y amplificar el canal energético al máximo.