Las personas con un bajo nivel de autoestima tienden a ser tan críticas consigo mismas que infravaloran su fuerza y sus capacidades. La falta de autoestima condiciona además la forma que cada uno tiene de comportarse con los otros. Hay que desterrar frases como “Todo me sale mal” o “No valgo para nada”. La autoestima depende de uno mismo y no de las opiniones ajenas.
El uso consciente del lenguaje afirmativo reprograma viejas pautas. Hay que acostumbrarse a decir en voz alta: ”Soy una persona estupenda, tengo derecho a ser feliz y me merezco lo mejor”. Está comprobado que todo aquello en lo que se pone la suficiente atención, tiende a crecer y a aumentar.
¿Cómo deben ser los castigos que se ponen a los niños?
Existen numerosas formas de castigo como el tiempo fuera o el coste de respuesta. En el tiempo fuera el niño es apartado de la situación reforzante, se utiliza bastante en la situación de clase. Los tiempos deben ser cortos, dependen de la edad del niño.
El coste de respuesta consiste en retirar algún reforzador positivo tras la emisión de la conducta a corregir. Consiste en una pérdida de privilegios como no ver la televisión.
El castigo físico no es aconsejable en ningún caso ya que sus efectos son negativos, se imita la agresividad y aumenta la ansiedad del niño.
A continuación aparecen algunas pautas a seguir cuando se aplique un castigo a un niño:
- Debe utilizarse de manera racional para que mejore la conducta del niño. No debe depender del estado de ánimo del que impone el castigo, generalmente los padres, sino de la conducta del niño.
- Al aplicar el castigo, no hay que hacerlo chillando ya que esto indica que la actitud de los padres es vengativa y refuerza conductas como la venganza.
- Antes de aplicar el castigo hay que avisar al niño que si hace tal cosa se le castigará.
- Cuando el castigo consista en una negación debe hacerse desde el principio de forma firme, sin aceptar promesas o chantajes por parte del niño.
- Es importante combinar el castigo con refuerzos de conductas alternativas que le ayuden al niño a distinguir conductas aceptables.
Inés Guerenabarrena
¿Cómo prevenir la conducta agresiva en los niños?
Los padres son los principales educadores de sus hijos, y en esta tarea puede seguir una serie de pautas para prevenir la agresividad en sus hijos.
- Predique con el ejemplo. No haga lo que no quiere que haga su hijo. No se muestre agresivo, ya que la conducta agresiva puede adquirirse a través de la observación e imitación.
- Respetar los puntos de vista de los hijos es importante. No trate de imponer los suyos. Reconozca que no siempre tiene la razón en todo.
- No exagere las discusiones que tenga con sus hijos. Aclárelas, haga las paces con él y siga como siempre. No guarde rencor hacia él.
- Cuando esté discutiendo con sus hijos pare y cuente hasta diez. Si ve que en breve va a empezar a discutir con su hijo váyase, salga de esa habitación, y después cuando ambos estén más calmados vuelva a plantear el tema e intente buscar una solución al problema junto a su hijo.
- Impida que los más pequeños vean escenas de agresividad en la televisión.
Inés Guerenabarrena
¿Cuándo hay que solicitar ayuda psicológica?
En algunos casos, hay personas que se plantean acudir a la consulta de un psicólogo, pero no se suele estar seguro de ello. Para solicitar ayuda psicológica se deben cumplir los siguientes aspectos:
- La intensidad de los síntomas que presenta la persona es un factor importante.
- Cuando éstos afectan a su bienestar o rendimiento personal, familiar o social se debe buscar ayuda técnica.
Ante la sospecha de cualquier variación en la estabilidad emocional o de conducta que afecte seriamente a la persona, se debe consultar con el médico de cabecera y él asesorará sobre la necesidad de acudir a un especialista.
Generalmente las personas que necesitan ayuda psicológica son aquellas que sufren trastornos en sus funciones psíquicas. Algunos se deben a alteraciones orgánicas del cerebro como ocurre en las demencias seniles o en los traumas craneales.
Otros casos los forman personas victimas de reacciones fuera de lo común. También acuden a la consulta psicológica personas con problemas de conducta o parejas con conflictos que no pueden resolver ellos solos.
La enorme variedad de problemas existentes ha obligado a los psicólogos a especializarse, existen expertos en terapia de pareja, en psicología infantil, en dinámica de grupos…
Inés Guerenabarrena
La hora tranquila
El trabajo puede llegar a absorber todas nuestras fuerzas y energías. Muchas veces, se considera que ante esta situación, nada se puede hacer. Es una obligación y, como tal, hay que cumplirla.
No se puede cambiar ni el entorno, ni el mundo, pero sí la forma de enfrentarnos a ellos. Para hacerlo, se puede empezar por analizar el propio comportamiento, y, anotar aquellas cosas que se quieren cambiar. A continuación, es estimulante introducir cada día una “hora tranquila”, es decir, un tiempo que aunque corto es propio y se puede dedicar a lo que uno más desee.
Begoña González