La mujer de Fernando, excedida de peso y con cara de cansada y gritos de histérica, desparrama cosas de la casa, se acerca a la puerta de salida y dice: -No quiero saber más nada con vos, no me vas a joder nunca más, jodete sólo.
Fernando solamente la mira, mientras ella abre y cierra la puerta con mochilas y bolsos en la mano. Lo abandona. Entre un montón de ropa aparece una mano, Fernando acostado debajo de esa ropa, se levanta, mientras recorre su propia casa desordenada, piensa para sí:
-Miserable situación, miserables mis sentidos, porque no me gusta lo que veo y me resisto a reconocerme tan perdido, palpo fracasos en cada cosa que tengo, en cada cosa en que casi ni existo.
Fernando vestido con su ropa de científico en un laboratorio lleno de tubos con fluidos fluorescentes. Camina por los pasillos del lugar cabeza gacha y algunos lo miran, pero él no saluda. Ve, cuando vuelve a su casa, una mujer que está con el camión de mudanzas a dos casas de su casa, ella, llamada Lucrecia, lo saluda: -Hola nuevo vecino, ¿cómo está? Y él tímidamente esboza un: -Hola.
Laboratorio. Fernando pasa un líquido de color en otro color y se forma otro color. Pone unas gotas de ese líquido en un rectángulo de vidrio pequeño y mira a través de un microscopio el movimiento de formas amorfas, que se mezcla en sus pensamientos con el rostro de la nueva vecina. Y dice: -Eso es, ya sé lo que quiero. Eso es. Fernando entra a su casa con una bolsita llena de frasquitos con líquidos de colores. Piensa en voz alta: -Ahora es el momento.
Lanza sobre un círculo dibujado con tiza en el piso, rompiendo cada uno de los frasquitos y sale mucho humo, en medio del humo palpita un pequeño muñeco de barro con forma humana y explota esa zona. Él cae al piso, mira a su alrededor y no ve nada, se para y ve a un costado contra la pared el cuerpo de otro hombre más joven, bello y esbelto que él, un muchacho (Ezequiel) y exclama: -Lo logré.
La nueva vecina Lucrecia barre la vereda de su propia casa y el muchacho Ezequiel pasa y al pasar le dice con extrema confianza: -Esta fuerte el sol. Lucrecia asiente con una leve sonrisa.
Ezequiel: -Pero no tan fuerte como vos. Impacta con sus palabras rudas y sus músculos sobre la percepción de Lucrecia.
Una semana después en la casa de Fernando, en la cama envuelven sus cuerpos Ezequiel y Lucrecia, que gime y dice (entrecortada por el agite) entre gemidos: -Nunca pensé que podría existir una persona así, sos impresionante. Ezequiel le pregunta a ella: -¿Sos capaz de todo por mí?
Al ver sus sobresaltados gestos positivos y su mirada de enamorada; saca una foto de Fernando de su billetera, se la muestra y dice: -Quiero que te lo cojas. Lucrecia le recrimina y alude a que está loco y antes que se vaya Ezequiel toma su mano y expresa con una sonrisa: -Era broma.
En la habitación de un motel mientras hacen el amor; Lucrecia sin querer con una pulsera metálica corta al muchacho Ezequiel, se da cuenta que le chorrea sangre azul y lo mira asustada. Se escucha un grito masculino extraño (con la voz de Fernando) y se desprende del cuerpo del muchacho Ezequiel el verdadero cuerpo de él, Fernando pegoteado como con sangre, ella grita asustada. Mientras por el pasillo pasa un recepcionista que piensa en voz alta: -Algunos sí que la pasan bomba. Lucrecia se desespera apoyada y moviéndose con miedo contra la pared. Mira el cuerpo desparramado y sin reacción de Ezequiel y pregunta:
-¿Lo mataste?, ¿quién sos?, o ¿qué sos?
Fernando explica la verdad: -El cuerpo del muchacho fue un invento mío, solo un envase, pude hasta cambiar las cuerdas vocales, era la única forma de acercarme a una mujer tan hermosa como vos.
Él extiende sus brazos, se acerca de a poco y le pide: -Por favor respirá tranquila, tantos nervios te van a desmayar. Ella lo empuja y le grita: -¿Qué es esto? Sos horrible, pensaste que te daría bola siendo como sos.
Trece años después aparece Lucrecia en el laboratorio de Fernando, cansada experimentada con ojeras y sin esperanzas y le pregunta a Fernando: ¿Aún te gusto? Al ver el gesto afirmativo retruca: -Ok.Te doy una oportunidad, solo una; de empezar a conocernos.
Lucrecia mueve un poco una mesa del laboratorio sin querer; lo que hace que caiga un muñequito con forma de mujer en un círculo manchado con otros colores y de ahí sale humo, explota y ella ve a un cuerpo escultural de una mujer contra la pared. Lucrecia hace una leve mueca de picardía, se acerca y se fusiona con la muñera y le dice con el cuerpo de la muñeca: – ¿Te gusto más así?
Fernando sonríe sorprendido, con los ojos desorbitados, Lucrecia se acerca con esa nueva apariencia a Fernando, lo abraza y se besan.