Alcanza la madurez personal quien conoce el mundo en que vive y sabe valorarlo.
Por eso es importante que los hijos posean un desarrollo de la inteligencia y de la voluntad que les lleve a buscar la verdad y a querer el bien de los demás no sólo el suyo propio.
Quienes quieren facilitar a otros la adquisición de la madurez personal tienen que enseñarles a aceptar la realidad y comportarse de acuerdo con lo que esa aceptación requiere. De éste modo, las actuaciones personales se llevarán de acuerdo con uno mismo, de forma sincera y auténtica. Además, los riesgos sirven para aprender a distinguir lo fundamental de lo superfluo.
La mejor inversión de futuro
Dar a los hijos el amor a la sinceridad y al bien será la mejor forma de colaborar a la formación de su personalidad. El individuo que quiere “hacerse” a sí mismo ha de enfrentarse con el mundo del saber y de los valores con rigor científico y con honradez. La ciencia tiene una verdad y la conducta también. Una y otra son objetivas y no dependen de que las personas las admitan como tales sino que lo son en sí mismas, independientemente de que alguien lo reconozca o no.
La personalidad se logra cuando esa coherencia con la verdad y el bien es constante. Sólo a base de perseverancia en servir a la sinceridad es como el individuo se forja una auténtica personalidad. Y los padres les prestan verdadera ayuda cuando saben transmitir a sus hijos la estima por los valores morales.
Algunas ideas prácticas
Se trata de fortalecer su voluntad, haciéndoles distinguir responsablemente lo que es bueno para sí mismos y para los demás; a continuación, algunas ideas prácticas que pueden ayudar a conseguirlo:
1. Dejarles hacer las cosas por sí mismos, con un cierto riesgo progresivo.
2. Los riesgos sirven para aprender a distinguir lo fundamental de lo supérfluo; cosa muy positiva para la adaptación constructiva a una sociedad cambiante.
3. Hacerles responsables del arreglo personal de su habitación y de las cosas de uso común. Sean chicos o chicas, se harán su cama, dejarán todo ordenado, recogerán el cuarto de baño,etc.
4. Darles un encargo fijo en la casa y hacérselo cumplir bien.
5. Que respeten a sus padres, a sus hermanos y a toda la gente que traten, es la mejor forma de vivir en la práctica el respeto a la dignidad de la persona humana.
6. Decirles siempre la verdad, enseñarles a buscarla. Exigirles la sinceridad aunque les pueda acarrear algún inconveniente.
7. Enseñarles a hacer lo que saben que es bueno para ellos o para los demás.
8. Procurar que estimen el estudio como el camino mejor para conocer la verdad.
9. Acostumbrarles a que elijan después de reflexionar sobre qué es lo mejor.
10. Demostrarles que el esfuerzo es necesario, pero que compensa por la satisfacción personal de ir superando dificultades.
11. Ayudarles a descubrir quiénes quieren su bien y quiénes desean utilizarlos en provecho propio.