Mujer: Interrogante aún vigente. ¿iguales o diferentes?
Igualdad | Ley de Igualdad
Si un interrogante sigue aún vigente en cualquier indagación sobre las identidades masculinas y femeninas es el siguiente: ¿iguales o diferentes?.
En los últimos años en los ámbitos del feminismo, de la política y de la educación es posible observar tensiones entre igualdad y diferencia, entre quienes ponen el acento en el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres y quienes ponen el acentúen el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres y quienes optan por subrayar la diferencia sexual como eje que da sentido a la emancipación femenina.
Aunque los senderos de la lucha feminista se dividen en los territorios, en ocasiones opuestos, del feminismo de la igualdad y el de la diferencia, con muchos lo que piensan que finalmente estos senderos acabarán uniéndose, ensanchándose así hacia una mayor unidad y justicia en las relaciones entre hombres y mujeres.
Cierto es que la diferencia sexual es un condicionante para hombres y mujeres. Pero mujeres y hombres son diferentes no solo por que tengan un sexo inicial diferente, a nuestros cuerpos de mujeres y hombres se añaden los modos culturales de ser mujer y hombre en una sociedad y una época determinada, y esos modos tienen su origen no solo en las diferencias sexuales, sino también en diferencias socioculturales (como la pertenencia a una u otra sociedad clase social, raza, etnia, estatus económico, creencias…) que condicionan al igual o más que el sexo biológico las diversas maneras de ser y de sentirse mujer u hombre.
Realmente las diferencias nos inundan, todos y cada uno de nosotros somos diferentes en cuanto a factores de género, familiares, sociales, culturales, económicos, de personalidad, formas de percibir, sentir… Es la la diferencia y el contraste lo que hace que una sociedad avance, sea dinámica y no muera, por lo tanto la diferencia, también entre hombres y mujeres ha de ser considerada como un elemento de enriquecimiento en la práctica.