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El Canto de Oración. 3 La Sanación

 

II. Sanación falsa frente a sanación

1. La falsa sanación simplemente hace un pobre intercambio de una ilusión por otra “más agradable”; un sueño de enfermedad por un sueño de salud. Esto puede ocurrir en formas inferiores de la oración, combinadas con perdón bien intencionado pero aún no comprendido completamente. Sólo la falsa sanación puede dar paso al miedo, de tal manera que la enfermedad será libre de volver a atacar. La falsa sanación puede efectivamente eliminar una forma de dolor y enfermedad. Pero la causa permanece, y no carecerá de efectos. La causa es todavía el deseo de morir y vencer al Cristo. Y con este deseo la muerte es una certeza, pues la oración es contestada. Pero hay una clase de supuesta muerte que procede de una fuente distinta. No proviene de pensamientos dañinos ni de una furia desenfrenada contra el universo. Simplemente significa que le ha llegado el fin a la utilidad del funcionamiento del cuerpo. Y así se descarta como opción, tal como se desecha un atuendo desgastado.

. Por fin el portal del Cielo se abre y el Hijo de Dios está libre para entrar en el hogar que está listo para darle la bienvenida, y que fue preparado antes que el tiempo fuese y que aún únicamente lo espera.

2. Eso es lo que la muerte debe ser: una elección tranquila, hecha con alegría y con una sensación de paz, puesto que el cuerpo se ha usado amablemente para ayudar al Hijo de Dios en el camino que lo lleva a Dios. Agradecemos al cuerpo, entonces, por todo el servicio que nos ha prestado. Pero estamos agradecidos, además, de que ha llegado el fin de la necesidad de transitar por el mundo de los límites, y de alcanzar al Cristo en formas ocultas tras las que vemos a lo sumo en amorosos destellos. Ahora podemos contemplarlo sin vendas en los ojos, en la luz que hemos aprendido a contemplar nuevamente.

3. Lo llamamos muerte, pero es libertad. No viene en formas que parecen ser dolorosamente impuestas sobre una carne renuente, sino como una amable bienvenida a la liberación. Si ha habido verdadera sanación, esta puede ser la forma en la cual la muerte llega cuando es tiempo de descansar un poco de la labor gustosamente realizada y gustosamente terminada. Ahora vamos en paz a climas más suaves y aires más libres, donde no es difícil ver que los regalos que dimos fueron guardados para nosotros. Pues Cristo es más claro ahora; Su visión más sostenida en nosotros; Su Voz, la Palabra de Dios, más ciertamente nuestra.

4. Este suave pasaje a una oración más elevada, a un amable perdón de las maneras del mundo, sólo puede recibirse con agradecimiento. Pero primero la verdadera sanación tiene que haber llegado a bendecir la mente con amoroso perdón por los pecados con los que soñó y puso sobre el mundo. Ahora sus sueños se desvanecen en tranquilo descanso. Ahora su perdón viene a sanar el mundo y está lista para partir en paz, el viaje concluido y las lecciones aprendidas.

5. Esto no es muerte de acuerdo con el mundo, pues la muerte es cruel ante sus ojos temerosos y adopta la forma de castigo por el pecado. ¿Cómo podría entonces ser una bendición? Y ¿cómo podría ser bienvenida si se le teme? ¿Qué sanación ha ocurrido en tal visión de lo que es sólo la apertura del portal a una oración más elevada y a una justicia impartida con amor? La muerte es recompensa y no castigo. Pero semejante punto de vista debe ser fomentado por la sanación que el mundo no puede concebir. No hay sanación parcial. Lo que sólo intercambia ilusiones no ha hecho nada. Lo que es falso no puede ser parcialmente cierto. Si estás sanado, tu sanación es completa. El perdón es el único regalo que tú das y que quieres recibir.

6. La sanación falsa se basa en la sanación del cuerpo, y deja la causa de la enfermedad sin cambio alguno, lista para atacar de nuevo hasta que trae una cruel muerte como aparente victoria. Se puede mantener a raya por algún tiempo, y puede haber un breve respiro mientras aguarda para tomar su venganza contra el Hijo de Dios. Pero no se puede superar hasta que toda la fe en ella se ha hecho a un lado, y depositado en el sustituto de Dios para los sueños malvados; un mundo en el cual no existe velo de pecado que lo mantenga a oscuras y desconsolado. Por fin el portal del Cielo se abre y el Hijo de Dios está libre para entrar en el hogar que está listo para darle la bienvenida, y que fue preparado antes que el tiempo fuese y que aún únicamente lo espera.

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