La importancia de la comunicación
No todos somos perfectos comunicadores pero todos estamos en la disposición de comunicarnos, porque ésta es una necesidad humana. No te preocupes si tus habilidades para la comunicación no son muy ricas, con práctica y esfuerzo irán progresando eficazmente.
Si nos molesta que una persona se dirija a nosotros cuando lo hace de una forma incorrecta, ¿por qué habríamos de pensar que a ella no le pasa lo mismo?. Se trata, en fin, de tomar la decisión de abrirnos a los demás y de ponernos como objetivo el tomar contacto con otras personas con la ayuda de las técnicas que vayamos aprendiendo.
Toda relación, ya sea momentánea, ya sea duradera, como en la amistad, comienza por una primera comunicación. Si normalmente entendemos por esta primera comunicación una conversación verbal, (que en muchos casos es así), no podemos olvidar el lenguaje corporal que, además de ser una conversación paralela a la verbal, es en bastantes ocasiones la primera conversación que se entabla antes de comenzar a hablar.
El lenguaje corporal
El lenguaje que transmite nuestro cuerpo es, muchas veces, más importante que el mensaje que transmiten nuestras palabras. Sin ser totalmente conscientes, estamos acostumbrados a juzgarnos entre nosotros por nuestra manera de mirar, de sonreír, de movernos… Suelen ser las primeras impresiones y, aunque luego pueden cambiar, tienen una gran fuerza. Si nuestra postura es de brazos cruzados, vista al suelo y el ceño fruncido, difícil será el que en alguna reunión se nos acerque algún desconocido animado por conversar con nosotros.
La comunicación verbal
El lenguaje corporal es un ingrediente fundamental en las conversaciones, sobre todo a la hora de causar impresiones, pero es de suponer que no es el único elemento. El tono de voz y las palabras son necesarias para desarrollar la comunicación total.
El tono de voz siempre debe ser amable y el volumen adecuado. Si es demasiado alto podemos parecer faltos de educación o tratando de imponer nuestras opiniones. Si es demasiado bajo, podemos resultar temerosos, faltos de confianza en nosotros mismos o no demasiado dispuestos a conversar.
Respecto a las palabras, está fuera de lugar el decir que dependen mucho de a quién vayan dirigidas, pero hay ciertas reglas que siempre han de cumplirse, como la educación, el respeto (también en los turnos de palabra) y la sinceridad.