Para que los nervios y los músculos de nuestra vista se mantengan flexibles, a veces depende en parte, de no fijarla con demasiada frecuencia.
Todos los días realizamos por ejemplo: mirar televisión, coser, leer en forma excesiva, cosas que quitan movilidad al nervio óptico y, en consecuencia, restan tonicidad a los músculos.
Es así que en algunos casos, se adelanta la necesidad de usar anteojos y aparecen problemas de miopía y astigmatismo. Para evitar estos inconvenientes, no es necesario dejar ninguna de estas actividades, sino ser consiente de que la vista también necesita ejercitación y realizar una pequeña rutina en forma diaria.
Antes de comenzar haga una rotación del cuello hacia ambos lados para relajar los músculos de la cabeza y la cara.
Con el cuello derecho y flojo, coloque los dedos índice juntos frente a sus ojos y luego aléjelos unos 15 centímetros. Después, sepárelos hacia ambos lados y mírelos alternativamente sin mover la cabeza y el mentón.
Coloque un dedo sobre la punta de su nariz y el otro más alejado, en línea recta y a una distancia que le quede cómoda a la vista, pase la mirada del dedo de la punta al otro rápidamente. Este ejercicio activa el nervio óptico, por lo tanto se recomienda aumentar las repeticiones en forma paulatina, para no forzar la vista excesivamente.
En los dos casos es aconsejable comenzar con medio minuto e ir aumentando el tiempo de gimnasia a medida que se vaya acostumbrando. Cada vez que quiera descansar la vista o hacer un alto entre ejercicio y ejercicio proceda así: frote las manos una contra otra para así cargarlas de energía y colóquelas ala altura de los dedos sobre los ojos entreabiertos. Repita dos o tres veces estos ejercicios que relajarán sus ojos y los prepararán para continuar la rutina.