Nuestra relación con la naturaleza viene de muy antiguo. El hombre tenía a su alcance todo aquello que necesitaba para alimentarse, resguardarse de las inclemencias del tiempo o mantenerse “sano y aseado”, un gran mercado donde podía elegir frutas, hierbas, semillas… que con la experimentación y posterior utilización llegaron a ser recetas culinarias, cosméticas e, incluso, médicas.
Como ejemplo tenemos los tratados del griego Dioscórides o del romano Plinio, tratados que ampliarían los árabes con sus profundos conocimientos sobre los dones de la madre tierra. Remedios y recetas que serían revisados y ampliados a lo largo de la historia.
Recientemente, los “productos naturales” se han puesto de moda y en el mercado podemos encontrar cremas, lociones, tónicos, mascarillas, champús, geles, desodorantes… que nos hidratan, embellecen, limpian, reducen, protegen, reafirman, regeneran…
Las revistas y los libros de belleza se han hecho eco de esta nueva tendencia y nos ofrecen recetas cosméticas que podemos preparar en casa con ingredientes naturales que suelen, a veces, formar aparte de nuestra despensa, como el yogur, la miel, el pepino, la zanahoria o las almendras, entre otros muchos. Los herbolarios también son un lugar ideal para proveerse de hierbas, esencias, etc. con las que elaborar una crema exfoliante o una mascarilla hidratante.
Pero esta moda por lo natural no se queda sólo en recetas caseras, sino que traspasa la alquimia manual para asentarse en los laboratorios. Basta echar una mirada a la composición de muchos de los productos cosméticos que el mercado nos ofrece para darnos cuenta de cómo se ha elevado el número de cremas, geles, tónicos, mascarillas, champús, etc. que están siendo elaborados con materias primas naturales: algas, arcillas, avena, miel, almendras, etc.
Esta combinación de vitaminas, ácidos de frutas, extractos botánicos, hierbas y plantas… nos prometen hidratación, protección, limpieza… y todos estos beneficios sin agresiones para nuestro cuerpo.
Los “productos naturales” están muy bien. Pero, no debemos olvidar que las sustancias empleadas en la fabricación de todo tipo de cosmético pasan por un estricto control sanitario. Éste control garantiza su seguridad. Además, “lo natural” no es siempre inofensivo, todo depende de la dosis. Así, determinadas cantidades de extractos de plantas, por ejemplo, pueden ser veneno.
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