Belleza: Cuperosis
La información aquí contenida no intenta ser un substituto del CONSEJO MÉDICO PROFESIONAL, por lo que se recomienda al Usuario buscar siempre el consejo de su médico u profesional de la salud cualificado antes de comenzar cualquier tratamiento.
Cuperosis ¿De qué se trata?
Es más común
en mujeres que en hombres, y suele manifestarse
al pasar del frío al calor, cuando se
come o bebe algo caliente o irritante, o ante
fuerte emoción. No es grave, pero para
muchas personas resulta molesta y buscan soluciones
al problema, ¿quiere saber cuáles
son?
Aun en nuestros días,
las mejillas rosadas son símbolo de salud
y lozanía, lo cual no está alejado
de la realidad. No obstante, la Medicina tiene
una explicación científica al
origen de las famosas “chapas”, las
cuales para algunas personas resultan penosas
y tratan de cubrirlas con maquillaje.
La afección a la que
nos referimos en esta ocasión recibe
el nombre cuperosis, y si bien tiñe de
rojo a prácticamente todo el pómulo,
también puede manifestarse en forma de
pequeñas “arañitas”
que cubren la misma superficie del rostro. Se
trata de pequeños capilares (venas) que
se dilatan (expanden) como consecuencia del
aumento de presión sanguínea en
la zona; el problema se identifica médicamente
como vascular, es decir, de circulación.
No es la única
La cuperosis afecta en general
a individuos con piel clara, fina y delicada;
es una afección hereditaria y, como se
indicó con anterioridad, para algunas
personas resulta un problema estético
para el cual buscan tratamiento.
En realidad
hay solución, pero antes es importante
hacer mención de los tipos más
frecuentes:
Cuperosis rosácea. Dilataciones venosas alrededor de nariz y pómulos,
causando enrojecimiento generalizado que suele
confundirse con acné, pues suelen aparecer
pequeños granos que no producen comezón;
se presenta después de los 25 años.
También difiere del acné en su
origen porque no se debe a cambios hormonales,
sino se sabe que responde a estrés, consumir
productos muy calientes e incluso beber alcohol.
Cuperosis adquirida. Está
relacionada con factores externos como largas
exposiciones al Sol, sin la protección
adecuada, o por abuso de lámparas solares.
También puede atribuirse al uso de cremas
a base de cortisona (con el objetivo de reducir
inflamación en piel) o a determinados
cosméticos que son agresivos para la
piel.
Ahora bien, al hablar de problemas
vasculares en el rostro resulta inevitable hacer
mención de:
Telangiectasias. Dilataciones
de las venas cercanas a la superficie de la
piel que tienen el aspecto de tela de araña.
Se manifiestan principalmente a nivel de mejillas
o nariz y las causas suelen ser las mismas de
la cuperosis, además de abuso del tabaco;
cabe destacar que este problema puede manifestarse
también en las piernas.
Hemangiomas. Se trata de lesiones
o malformaciones de los vasos sanguíneos
a nivel de la dermis que generan manchas rosas
o rojo intenso (algunos las llaman vinosas por
el parecido con el tono de la bebida alcohólica),
en muchos casos por esfuerzo, por ejemplo, en
un recién nacido por el parto y también
por llanto. Son comunes en párpados y
frente, y suelen desaparecer al avanzar la edad,
mientras que los manifestados en cuero cabelludo,
nuca o sienes suelen permanecer toda la vida.
Si notamos que alguien
se sonroja ocasionalmente puede parecernos simpático
o enternecedor, pero cuando se vuelve un rasgo
característico permanente en esa persona,
tal vez debamos hacerle ver que su problema
tiene solución, ¿no cree usted?
Soluciones
Tanto en telangiesctasias,
hemangiomas y en cuperosis la solución
más sencilla para esconder de forma temporal
las venitas que rodean a nariz y mejillas es
el maquillaje o uso de cremas para eliminar
manchas (aquellas que contienen hidroquinona),
aunque hay fármacos que se prescriben
únicamente para prevenirlas, pero no
terminan con ellas.
Sin embargo, la Dermatología
(especialidad de la Medicina encargada del estudio
de la piel) ofrece alternativas definitivas,
entre las que pueden mencionarse:
Electrocoagulación.
Empleando agujas eléctricas muy finas
en el capilar dilatado visible es posible provocar
su cierre; el método puede ser un poco
doloroso y, si no se realiza con mucha precisión,
produce pequeñas cicatrices.
Inyecciones. Están
indicadas únicamente en cuperosis muy
extensas, y mediante punciones (pinchazos) se
administran fármacos hacia el interior
de los capilares para cerrarlos y que se vuelvan
invisibles; producen mucho dolor, ya que las
zonas afectadas suelen ser muy sensibles. En
áreas extensas se requieren 4 o 5 sesiones.
Láser. El rayo se dirige
al capilar venoso seleccionado para que se aumente
la temperatura de la sangre, que en milésimas
de segundo se coagula y provoca un cambio en
la coloración de la piel afectada; el
organismo reabsorbe los vasos sanguíneos
que el láser puede llegar a quemar, y
desaparecen.
Esta técnica tiene
la cualidad de que el láser puede incidir
selectivamente sobre los vasos sanguíneos
que provocan la lesión vascular y los
corrige sin afectar a tejidos y estructuras
cercanos, dejando intacta la piel y su pigmento;
el método que emplea el láser
es tan efectivo y seguro que está recomendado
para el tratamiento de niños a partir
de pocas semanas de edad.
Asimismo, es un procedimiento
que se realiza en el consultorio y los especialistas
más modernos cuentan con un instrumento
(se llama dynamic cooling) que enfría
la capa más superficial de la piel, con
lo cual disminuyen las posibles molestias, como
dolor e inflamación posteriores al tratamiento.
Durante 2 o 3 semanas la piel
del área tratada se verá enrojecida
si los vasos son pequeños, y un mes si
son más grandes, pudiendo notarse resultados
definitivos en aproximadamente dos meses. Normalmente
se requieren de 1 a 3 sesiones, de 10 minutos,
y con un intervalo de un mes entre ellas.
Tanto antes de cada intervención
como después de ellas, se indica no exponerse
al Sol y evitar los focos de calor y los cambios
bruscos de temperatura, por lo menos seis semanas
antes y después. Durante los 10 a 14
días posteriores a la sesión,
la piel tratada presenta coloración rojo-violácea
y ligera inflamación.
Si se quieren prolongar los
resultados por mucho tiempo, es importante proteger
a la piel del frío y el Sol, de los cambios
repentinos de temperatura (como en el vapor
y baño sauna), además de evitar
sal, alcohol, picante, tabaco y todas las emociones
que puedan hacer que la presión arterial
suba.