HOMBRE: HOMBRES EN LUCHA CONTRA EL MACHISMO
Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti, mi amor
Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti, mi amor
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti, mi amor
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré, mi amor
(Jacques Prevert)
Existen multitud de hombres que luchan contra el machismo en todo el mundo. Estos movimientos surgieron a principios de los años 70 en los países nórdicos, por cercanía al movimiento feminista. En España los primero grupos de hombres se organizaron en el año 1985 en Valencia y Sevilla. Estos grupos están formados por varones de sectores medios que rechazan el modelo de masculinidad dominante que ha protagonizado la sociedad patriarcal a lo largo de siglos. La actividad de estos grupos se ha centrado en especial en la promoción de un tipo de masculinidad que permita la igualdad y el desarrollo pleno de todos, mujeres y hombres, lo que conlleva renunciar a “privilegios” que mantienen a la mujer bajo el yugo de la subordinación.
Los hombres que luchan contra el machismo son hombrs que comparten la manera de entender el mundo que las mujeres que luchan por la igualdad. Creen que las mujeres como colectivo sufren desigualdades y discriminaciones intolerables para esta supuestamente moderna. También son conscientes de “los costes de la masculinidad” ya que el conformismo con los modelos tradicionales de masculinidad conllevan un alto precio: muerte prematura, sobreexplotación física y mental, relaciones emocionalmente vacías, falta de relación emocional familiar…
El feminismo es un movimiento de ideas, primariamente desarrollado, por, sobre y para mujeres, por lo que los hombres no pueden comprender nuestros problemas de la misma manera que lo hacemos nosotras, esa es la razón por la que estos grupos de hombres se denominan profeministas y no directamente feministas. Las mujeres luchamos para crear nuestro propio movimiento, y la autonomía que conseguimos es lo que nos permite marcar objetivos definidos por nosotras mismas. Aún así somos muchas las mujeres que defendemos que determinados hombres pueden considerarse feministas ya que luchan por una sociedad igualitaria de la misma manera que nosotras.
En España estos colectivos cada vez toman más fuerza y prácticamente en todas las comunidades autónomas existen colectivos, grupos, fundaciones, asociaciones, etc. luchando por la igualdad real entre hombres y mujeres.
Para ilustrar mejor estas ideas vamos a reproducir el decálogo de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, asociación nacida en 2001 en el seno del grupo de hombres de Málaga:
UN HOMBRE POR LA IGUALDAD ES AQUEL QUE:
- Se acepta a sí mismo como producto de su tiempo y cultura.
- Ha iniciado un camino personal de búsqueda y replanteamiento interno de sus valores, esquemas, mecanismos, conductas y pensamientos.
- Mantiene una actitud de cambio en sus relaciones con las mujeres, en las que ya no tolera ningún tipo de desigualdad en razón del sexo.
- Apoya activamente las justas reivindicaciones de las mujeres contra el sexismo. Comprende que no basta con las palabras y que es necesario que los hombres se posicionen activa y públicamente sobre el tema.
- Está aprendiendo a verse como un ser sensible, afectivo, y sobre todo vulnerable. Además esta intentando superar su tradicional aislamiento emocional.
- Ha iniciado un proceso de replanteamiento de la relación con sus hijos e hijas. Ya no acepta continuar con un papel secundario e intenta que la relación sea más completa, aprendiendo a implicarse directamente con ellos.
- Intenta ir superando el miedo y el rechazo ante situaciones de cercanía y complicidad con otros hombres. Comprende que la compañía y la ayuda de otros hombres le es necesaria para su desarrollo vital. Acepta su apoyo y está aprendiendo a no verlos como competidores.
- Avanza en un proceso de renovación de su sexualidad, intentando vivirla de forma más natural y plena, sin los determinantes que el modelo tradicional masculino le ha impuesto.
- Ha comenzado a cambiar su actitud hacia la homosexualidad, reconociendo que las personas homosexuales sufren una situación de discriminación que ha de ser combatida activamente. Analiza su relación personal con ese tema.
- Y, por supuesto, ha adoptado una actitud de tolerancia cero hacia la violencia de género que ejercen hombres sobre mujeres. Ha comprendido que el silencio nos hace cómplices.