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La Semana Santa [09-04-2020]

 

La Semana Santa en esta ciudad, Zamora, es algo más que la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazareth. En todos estos años, en los que creo haber sido adoptado por esta entrañable ciudad, así me siento, me he dado cuenta de lo que significa este evento, no sólo como gran atractivo turístico y pulmón económico, no sólo como acto litúrgico y religioso, sino también como expresión popular del arraigo de las tradiciones, del sentir popular, de la celebración, del encuentro y también de la espiritualidad. Te das cuenta que la verdadera pasión por ser cofrade, por participar en, por y para la celebración, haría que aunque no hubiera turistas, la ciudad rebosaría con sus propios habitantes, volcados de pleno en su celebración, en su sentir lleno de sobriedad, belleza, austeridad e intenso pero aplacado sentimiento.

 

Independientemente de las creencias religiosas, la connotación espiritual de esta semana invita a la reflexión, al rescate de valores como la solidaridad, la comprensión, la empatía, el respeto, la compasión y el amor, que sin duda nos pueden ayudar a ser mejores personas, a construir una mejor sociedad.

 

Reflexiono y llego a la conclusión de que la verdadera religión es la vida que llevamos, no el credo que profesamos, que la consciencia viene lentamente, paso a paso, como una cadenciosa procesión interna a través del crecimiento espiritual, que es un aprendizaje que dura toda la vida. Puede que necesitemos renovar en nuestro corazón, en nuestra alma, el sueño inmortal, la poesía eterna, el sentido perenne de que la vida es un milagro en sí misma. Quizá la espiritualidad no sea adoptar más creencias y suposiciones, sino descubrir lo mejor que hay en nosotros, quizá no sea la respuesta lo que nos ilumine, sino la pregunta de si somos seres humanos atravesando una vida espiritual o si somos seres espirituales viviendo una experiencia humana.

 

De todas formas, tan solo el hecho de planteárnoslo nos pone en el camino de la sabiduría, aunque deberíamos recordar que si la búsqueda de ésta es un gran desafío, actuar con sabiduría es un desafío aún mayor.

 

Hoy, seguramente, me volveré a emocionar cuando suene la corneta del vecino de enfrente, emulando alguno de los toques que preceden a las marchas procesionales. Anoche mismo, el toque de silencio sonó a través de las notas de la corneta del mencionado vecino, evocando uno de los momentos más sobrecogedores de esta semana, el Juramento del Silencio de la procesión penitencial del Cristo de las Injurias. Sin entrar en la profesión o no de la religión católica, aún en mi “paganismo”, he de reconocer que una profunda emoción de pertenencia al grupo, de liberación, se apodero de mí, se apoderó del vecindario dando rienda suelta a un fervoroso aplauso de nuevo, un “gracias” enorme y sonoro para el vecino, para nosotros mismos, para todos.

 

Buen y espiritual día a todos!!!

 

Os quiero Bandid@s!!!

Como dice el Maestro Eckhart, “Si la única oración que dices en tu vida es gracias, será suficiente.” Pues eso, GRACIAS por estar en mi vida, Gracias por estar ahí todos los días, GRACIAS!!!

Hoy os dejo una canción, que además de preciosa, es uno de los himnos más utilizados por las bandas en las marchas procesionales, “La Saeta” de Joan Manuel Serrat, en este caso os paso una versión con Camarón al cante, introducción de Serrat y Tomatito a la guitarra, con la colaboración de la Orquesta Sinfónica de Lisboa, todo un lujo.

el-pinche-feliz

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