Cualquiera que no respete las leyes de la naturaleza o que no siga su flujo sufrirá las consecuencias [14-06-2020]
Observando el tránsito del amanecer, la inexorable venida del alba, aún en la pequeña porción de mundo que se puede divisar desde una ventana, se puede apreciar el milagro de la vida, la belleza de la naturaleza, Hay magia y maravilla para los ojos que quieren ver, hay un mundo magnífico y hermoso para la mirada curiosa que quiere explorar.
A veces cuesta explicar por qué la naturaleza nos impresiona tanto o por qué podemos sentir la necesidad de pasar tiempo en ella. La verdad es que formamos parte de ella y si nos desconectamos de la naturaleza, podemos olvidar quiénes somos.
La naturaleza en sí misma es obra de arte y creadora de su propia belleza. Artísticamente, nos habla de sí misma a través de sus diferentes paisajes, rincones, patrones, formas y colores. Da muestra de su armonioso equilibrio no exento de paradójicas extravagancias, de extraordinaria diversidad, de lo uno hacia el todo. Posee su propio lenguaje por medio del cual habla a los que prestan atención, se puede escuchar la canción de la vida donde todo fluye lento, constante e inexorable, siempre con un propósito.
Ella tiene sus propios ritmos, sus propias leyes. Es paciente pero a veces alocada. Es bella y serena pero también terrible e implacable. Cualquiera que no respete las leyes de la naturaleza o que no siga su flujo sufrirá las consecuencias, pues ella no conoce el bien o el mal, solo es relación causa- efecto, es ley de la causalidad, a cada acción le sigue un efecto natural. Por tanto aunque es bella y maravillosa también puede ser muy cruel, siempre reclama adaptabilidad, siempre reclama lo que es suyo.
Es más poderosa, ingeniosa y creativa de lo que podamos llegar a imaginar. Tiene la paciencia de quien sabe que puede eliminar cualquier obstaculo de su camino. En la naturaleza todo fluye en sincronicidad, siempre en perpetuo movimiento, en constante crecimiento, en insaciable cambio, Todo está conectado, cada pequeño elemento puede contener una tremenda fuerza y determinar grandes cambios, desde una simple semilla hasta un pequeño insecto, desde una brizna de hierba a un copo de nieve, todo en la naturaleza es más de lo que parece.
Muy a menudo, atrapados en nuestras vidas, olvidamos el disfrutar simplemente del ser, del estar, del escuchar la llamada de la naturaleza. Pero a poco que prestemos atención escucharemos su llamada, sin necesidad de visitar lejanos desiertos o altas montañas, profundos valles o vastos océanos; muchas veces es más sencillo, está al lado, en los parques, en las riberas, en cada árbol, en cada cielo, en cada flor, en cada ave. En cada milagro que sucede constantemente a nuestro alrededor pero que damos por sentado al obviar que los pequeños y repetidos milagros, aún por cotidianos, no dejan de ser milagros.
Es relativamente fácil agregar un poco de naturaleza a nuestras vidas, mirando los amaneceres o las puestas de sol, admirando las flores en nuestro paseo, escuchando el susurro de los árboles afinados por el viento, observando el gracioso vuelo de las aves, oliendo a tierra mojada tras el loco chaparrón o disfrutando del melódico chapoteo de la lánguida y bien caída lluvia.
Casi siempre todas estas cosas tan comunes contienen muchas sorpresas, estamos rodeados por los secretos de la naturaleza, para apreciarlos solo hay que prestar atención, solo hay que afinar la percepción y acabar saboreando los plácidos instantes de nuestra cotidianidad, en su paradójica trascendente sencillez.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“La naturaleza no es un lujo, sino una necesidad del espíritu humano, tan vital como el agua o el buen pan.” Edward Abbey
Viendo el sol amanecer…viendo a tres pajaritos posados en la barandilla de la plaza…viendo que “amenaza” un precioso día…me he acordado de mi querido Bob Marley, aquí os dejo con “Three Little Birds”… vamos!!!… yo ya me estoy meciendo, café en mano, tarareaando…saying, don’t worry about a thing….venga que esta la sabéis tod@s!!!