La felicidad natural es un estado que se puede construir día a día [22-06-2020]
La búsqueda de la felicidad es como la búsqueda del Santo Grial, eterna, perenne, interminable, ¿inalcanzable?
Es una búsqueda que comienza sumida en una paradoja. todos queremos ser felices, pero si nos desnudamos ante un espejo y nos preguntamos qué es la felicidad, seguro que nos cuesta mucho definirla. Si nos preguntamos para qué queremos ser felices, probablemente la respuesta sea un titubeo del silencio. Si nos preguntamos como alcanzar la felicidad, seguro que brotan muchas respuestas basadas en los posibles logros basados en los deseos y anhelos, profesionales, de éxito, pero con dificultades para concretar como será la felicidad si la encontramos o que haremos cuando la encontremos, qué forma tendrá.
Muchas veces buscamos la felicidad, pero no sabemos ni qué es ni para qué la queremos. Tan solo atisbamos leves sospechas acerca del camino que seguiremos para intentar alcanzarla. Esto es lo paradójico de la felicidad.
La verdad es que puede ser que si otorgamos un enorme valor a la felicidad como fin de todas las cosas, es más probable sentirnos insatisfechos, incluso teniendo condiciones de vida más que aceptables o incluso cerca de lo excelente. Y sin embargo cuando no dotamos de tanta importancia a la búsqueda de la felicidad es más probable sentirnos satisfechos, aún en condiciones y circunstancias vitales más complicadas.
En ocasiones la afanosa búsqueda de la felicidad puede provocar su efecto contrario, puede hacernos focalizar excesivamente en nosotros mismos. La ansiedad por obtener éxitos y logros externos puede resquebrajar vínculos, envolvernos en cierta soledad emocional.
Los logros externos no son en sí mismos fuente de felicidad, por eso muchas veces cuando obtenemos lo deseado, tras una breve satisfación, vuelve el síndrome de abstinencia de la eterna búsqueda, en un ciclo sin fin.
Al final la felicidad se cocina dentro de nosotros. No solo depende de logros externos, habita en nuestro interior y no fuera, donde está el “paraíso” buscado o el “infierno” del que huimos. La idealización del concepto sólo nos puede traer frustración, es más sencillo sentirse satisfechos si aceptamos que la felicidad es solo una parte de la vida, que es transitoria. Que no podemos desear un estado permanente de dicha porque ese estado no existe, y si así, si lo aceptamos es mucho más fácil sentirse satisfechos más a menudo.
El sentimiento de felicidad, ese sentimiento de dicha y plenitud, es algo que solo se nos presenta ocasionalmente y ser conscientes de ello nos puede liberar de toda esa presión, nos puede ayudar a comprender que no es el objetivo, sino el camino lo que importa. Comprender que es más fácil que la felicidad nos visite de vez en cuando, incluso cada vez más a menudo, con una receta muy sencilla: tomando la decisión de ser la mejor versión de nosotros mismos.
Asumir que la felicidad natural es un estado que se puede construir día a día, que todos podemos alcanzarlo en ocasiones, humildemente, queriendo ser feliz. Es una decisión diaria, es agradecer cada momento en que se consigue vislumbrar. Es ayudar a otros, en la medida de lo posible, a encontrarla.
La felicidad es una mariposa, deberíamos atraparla cuando se presente la ocasión, pero también liberarla para que visite a otros. Compartir también es felicidad, produce felicidad, genera felicidad.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“Se pueden encender miles de velas a partir de una sola vela y la vida de la vela no se acortará. La felicidad nunca disminuye por compartirse.” Buda
Hoy me ha pillado el toro con la rehabilitación tan temprano, así que me lo he tomado con calma y me he dicho…tranquilo: más vale tarde…pues eso, relajadamente os dejo con Lana del Rey y su agridulce tema “Happiness Is A Butterfly”…atrapad la mariposa si podéis…pero liberadla luego, que la fugaz felicidad siga su fugaz curso…
